martes, 8 de julio de 2008

Benítez, el médico del Puerto

Cuando se habla del ejercicio de la Medicina en Manatí, el nombre de José A. Benítez Gutiérrez sale a relucir por derecho propio. Los más jóvenes quizás no le recuerden, pero me estoy refiriendo al popularísimo médico del Puerto, un seguidor de Galeno que hizo época en la localidad por sus aciertos a la hora de tratar las más diversas patologías .
Tenía su consulta a la orilla del mar, en un angosto local contiguo a su vivienda. Todos los días numerosas madres manatienses tomaban el trencito y viajaban hasta allá para que Benítez les examinara a sus hijos. Ta pronto el tren llegaba a la estación había que echar pie a tierra rápido y correr a toda velocidad porque solo se repartían 20 turnos. Y la demanda solía estar muy por encima de la oferta.
La consulta valía cinco pesos, pero la gente los desembolsillaba con gusto. Porque, en honor a la verdad, no había afección que Benítez no neutralizara con su sapiencia profesional. Parasitismo, fiebre, dolores, inapetencia, diarreas, reuma... La confianza en él era absoluta, por lo que no era extraño que se desplazaran hasta el Puerto de Manatí personas de localidades muy distantes.
Un viaje hasta su consultorio exigía dedicarle casi el día completo, pues el trencito no repetía el periplo entre Manatí y el poblado costero hasta el atardecer. En consecuencia, los menesterosos tenían por costumbre llevar su almuerzo en vasijas para consumirlo cómodamente sentados a la orilla de la playa, mientras les llegaba el turno para ser atendidos por el fabuloso médico del Puerto.
Más de una vez mi madre me llevó a consularme con Benítez. Recuerdo cómo le suplicaba al doctor con la mirada que no me prescribiera inyecciones. Pero casi nunca lograba salirme con la mía. Benítez me hacía acostar sobre una pequeña camita y allí me auscultaba, me reconocía y me hacía sacar la lengua. Luego se sentaba ante su vieja Remington y escribía la consabida receta.
Varios años después, Benítez abandonó la medicina privada y comenzó a trabajar en el hospital municipal de Manatí. La gente lo siguió prefiriendo como en los buenos tiempos. Tuve la suerte de hacerme su amigo y de compartir con él. Eer capaz de hablar sobre cualquier tema, pues tenía una cultura enciclopédica. Murió hace tal vez dos década. Los manatienses jamás lo olvidaremos.

3 comentarios:

el DK dijo...

Muy buenas historias compañero.
Saludos desde Uruguay

www.brigadauruguaycuba.blogspot.com

Anónimo dijo...

tiene muy buenas dotes como escritor pero como musico no es muy bueno

Anónimo dijo...

Moralito, gracias, te escribe Aki, le hijo menor del medico Benitez y hermano de Antolin, te agradecemos mucho esas bellas palabras y la delicadeza que has tenido de ensalzar las virtudes y dones como galeno de nuestro padre, quien ademas fue un excelente y maravilloso padre, siempre muy preocupado por nuestra educacion , crecimiento y desarrollo intelectual y profesional.
Recibe un abrazo, otro para Iris y demas amigos de por alla.

Aki

 
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