lunes, 6 de octubre de 2008

La hora del optimismo

Eduardo Galeno, el uruguayo universal, dijo una vez: «Cada día compruebo que la realidad es mucho más rica, más misteriosa, más prodigiosa y más loca de lo que uno supone, y eso me ayuda a vivir. Cuando siento que el alma se me cae al piso y que no hay modo de levantarla, viene la realidad y me dice: 'mírame, soy mucho más grande que todo lo que tus ojos podrían abarcar a lo largo de tu vida entera'. Eso me devuelve la esperanza, me da energía, es el universo en las cosas chiquitas». No sé ustedes, amigos míos, pero creo que es hora de que volteemos la página del huracán Ike y de sus estragos por acá. Ya hemos sufrido suficiente con la tragedia de las fotos, los textos, los mensajes, los vídeos y las llamadas telefónicas, ¿verdad? Propongo pasar al próximo capítulo y franquearle el paso al optimismo. ¡Sabremos comenzar de nuevo! Siempre me ha parecido atinada esta frase que se le atribuye al escritor norteamericano Ernest Hemingway: «El hombre no se mide por las veces que se cae, sino por las veces que se levanta». Mi contribución será colocar próximamente en esta misma página imágenes del renacer de la vida entre los escombros. Y dar aliento para continuar, porque el mundo no se detiene. Así nos lo hace ver el inglés Rudyard Kipling en este hermoso poema:
Si piensas que estás vencido, lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar, pero no puedes,
por mucho que lo intentes jamás lo lograrás.
Si piensas que perderás, ya has perdido.
Muchas carreras se pierden antes de correrse.
Muchos cobardes fracasan antes de empezar.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y te quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás...
Todo está en el estado mental.
La batalla de la vida no la gana
el más fuerte o el más ligero.
Tarde o temprano el hombre que gana
es aquel que cree poder hacerlo.

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