martes, 1 de febrero de 2011

Una tilde vale una corona

En plena competencia
Lisandra Cutiño Viñals (“así, con ls al final”, precisa ella) habla con la concisión de un monosílabo y el encanto de un superlativo. Es de pocas palabras esta tunera de 17 años, estudiante del duodécimo  grado en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas  «Luis Urquiza Jorge». ¡Pero cuánto saber hay en lo que dice!
Hace unos días retornó de Montevideo, la capital uruguaya, con una sonrisa parecida a una U mayúscula. Allí se coronó en el XI Concurso Iberoamericano de Ortografía, cita que, según sus patrocinadores, pretende «fomentar el buen uso del español, promover la lectura y buscar la excelencia académica».
En la lid estudiantil enlazaron vocales y consonantes 11 muchachas de 11 países de habla hispana: Chile, Colombia, Cuba, El Salvador, España, Guatemala, México, Paraná, Paraguay, República Dominicana y Uruguay. El toma y daca con el alfabeto resultó muy competitivo y de altísima categoría. Así lo evaluaron tanto las competidoras como los organizadores.
Un periodista que entrevistó a Lisandra cuando al evento ortográfico le faltaba todavía el punto final, echó mano en su crónica a los signos de interrogación y exclamación. Al apreciar la seguridad de la cubanita, se preguntó, perplejo: «¿Cómo puede esta chica desplegar tanto talento?”»Y él mismo se respondió, admirado: «¡Leyendo y estudiando mucho
Conversé con ella en su escuela. Tuve que ingeniármelas para romper el diptongo de su modestia-parquedad, insistir para que me aceptara un adjetivo y, finalmente, dar con la excepción que confirma la regla: el diálogo discurre cuando sus protagonistas encuentran el punto G de la motivación.
-Lisandra, ¿sabes en qué momento surgió tu interés por la ortografía?
-Ay, no sé… Supongo que desde pequeña. Quizás por insistencia de mis padres. Y también de los maestros, claro. Ellos siempre trabajan mucho en ese tema. Para mí la ortografía nunca resultó una preocupación en ningún grado. No recuerdo que jamás nadie me dijera «¡tienes que escribir bien!» Tuve faltas, como cualquier persona. Pero jamás constituyó un problema.
-Imagino que te sabrás de memoria todas las normas ortográficas…
-¡Qué va! Me sé varias, desde luego. Pero la buena ortografía no se adquiere así, memorizando mecánicamente las reglas en los manuales. Es cuestión de retener la grafía correcta de una palabra apenas la lees por primera vez. Hay que «fotografiarla» y «archivarla» en la mente para, a partir de entonces, escribirla como es debido. He desarrollado bastante esa capacidad.
-Por ejemplo, si lees «baca» escrito así, con b, te choca enseguida…  
-Bueno, eso depende. Porque, en ese caso, hay dos bacas que se escriben con b (nos reímos y me sonrojo). Una, el fruto del árbol del laurel. Y la otra, la parrilla para el equipaje que se coloca sobre los automóviles. Pero sí, la lectura es muy importante para tener buena ortografía. Yo leo mucho: poesía, aventuras, historia… Y mis favoritos son Martí, Tagore, Guillén…
-¿Te parece difícil que una persona que no lea tenga buena ortografía?
-Un buen lector puede tener una ortografía perfecta sin haber hojeado jamás un manual. De tanto ver las palabras en los libros, conoce cómo se escriben, incluso las más difíciles. Pero, para quien no ha disfrutado nunca del placer de la lectura eso es una tarea poco menos que imposible. Y no es un hecho casual que los malos lectores padezcan, por lo común, de pésima ortografía.
-¿Por esa razón muchos jóvenes de hoy afrontan de ese endémico mal?
-Es una de las razones. También que muchos no toman en serio la ortografía. Piensan que lo principal es dominar el contenido, y no la forma de su escritura. Cuando alguien lee o escucha un término por primera vez, debe preocuparse por saber cómo se escribe o consultar el diccionario. Por muy profesional que sea, en lo suyo y por muchos títulos que lo avalen, pierde crédito si lo hace con errores, que en algunos casos son horrores.
Cuando la declararon ganadora
-¿Tienes experiencia sobre esto con tus compañeros de aula?  
-(Se ríe). Algunos, cuando no están al tanto de la ortografía de una palabra, la escriben de varias formas. Asiento, por ejemplo. La ponen primero con s, y un renglón más abajo con c y hasta con z. Desconocen cuál es la manera correcta. Nunca me he logrado explicar eso. Si dudo y no tengo a mano un consultante o un diccionario, es mejor recurrir a sinónimos. Pero nunca adivinar…
-Me han dicho que tú los ayudas bastante en ese aspecto…
-(Evasiva). Solo cuando me lo piden. No hay que estar pescando faltas siempre. Yo hasta reviso poemas y cartas de amor. Pero mis compañeros me los dan voluntariamente. Soy su consejera ortográfica. No crea, a veces paso vergüenzas, porque me preguntan qué quiere decir tal palabra y no lo sé. Es cómico: puedo decirles cómo se escribe, pero no qué significa.
-No sé qué piensas, pero las nuevas tecnologías no ayudan mucho…  
-Es cierto. He visto salas de chat donde los participantes escriben ke o q en vez de que. Y ni se sabe cuántas mutilaciones o distorsiones de palabras. Los correos electrónicos también hacen de las suyas. Y los mensajes de texto, ni hablar. Por ahorrar espacio se atropella el idioma. Me parece que uno debe preocuparse siempre por escribir correctamente. En cualquier soporte. 
-¿Qué palabras suelen originarte más dificultades ortográficas?  
-Las que carecen de reglas, como sustantivos y adjetivos. ¿Un ejemplo? (piensa) Mire, loza y losa, que son palabras homófonas. Se le llama loza al juego doméstico de platos y tazas, fabricados, por cierto, con un material del mismo nombre. Y losa, entre otras acepciones del diccionario, es una piedra llana y de poco grueso. Como un mosaico o una baldosa para el piso..  
-¿Cómo te sientes cuando observas por la calle palabras mal escritas?  
-Muy mal. Pienso en los niños. Ellos pueden creer que esa es la forma correcta de escribirlas. He leído en algunas tablillas vocadito en lugar de bocadito. Y mallonesa por mayonesa. En un cartel pusieron: FELIZ AÑO NUEVO. Pero tildaron la í. Y en otro: PUNTO DE TRANSPORTACIÓN MASIVA, colocaron una x donde debía ir la s de la palabra masiva.  
-Me han hablado de tu puntería para cazar gazapos en los periódicos.
-(Se ríe) Ya no encuentro muchos. Pero sí, me molestan cantidad las faltas ortográficas en la prensa. Algunas son repetitivas. Como cuando escriben ingerencia en vez de injerencia. Es con j, no con g. Y lo peor es que la he encontrado de las dos maneras en una misma publicación. Y está garaje. En español es con j, aunque en francés, su idioma original, se escriba con g.  
-Hablemos del concurso, ¿cómo son las eliminatorias para asistir?  
-Comienzan con una convocatoria provincial. Esta vez consistió en un dictado de 50 palabras que los participantes debíamos escribir a mano. Sus resultados daban la clasificación para la segunda parte: otro dictado, pero ahora para tomarlo en computadora. Evaluaban, además, la velocidad al teclear. Gané. Mi preuniversitario tiene una gran tradición en estos eventos ortográficos.  
-¿Y el concurso nacional? Seguro fue mucho más complicado…  
-Sí, más complejo. Comenzó con una fase clasificatoria, donde nos dictaron varios refranes. Ninguno tenía puntuación interior. Solo la letra inicial mayúscula y el punto final. Debíamos colocar lo signos donde correspondiera. Y, por supuesto, escribirlos correctamente. Todos los participantes pasamos con éxito esa prueba. Luego nos presentamos a la segunda y última etapa.  
-¿Cuáles fueron sus características y cómo se definió al ganador?  
-Se utilizó un software que contiene palabras para distintos niveles. Yo competí en el cuarto nivel, que es el más difícil. Me dictaron términos como regurgitar, búnker, lapislázuli, aquiescencia… La representante de Guantánamo y yo los escribimos correctamente todos. Pero, como también se evaluaba el tiempo de respuesta y yo anduve más rápido, pues gané.  
-Te convertiste en la representante de Cuba y llegaste a Montevideo.
-Sí, al Teatro Solís, que fue la sede. El concurso arrancó con un dictado de enunciados extraídos de obras literarias de escritores de habla hispana: Carpentier, García Márquez, Carlos Fuentes, Pablo Neruda, Augusto Roa Bastos… Debíamos tomarlo en una laptop. Se clasificaba con el 60 por ciento de aciertos. Todas las participantes clasificamos. Eso da una idea del nivel.  
-Me dijiste que tienes copiados varios de esos enunciados literarios…  
-Tengo anotados. (Lee) «Los caminos marcaban sus tintes parduscos», de José de la Cuadra; «Había alimañas debajo de las alfombras y arañas que miraban desde el ojo de las cerraduras», de Alejo Carpentier; «Péguele un bastonazo en el hocico», de Augusto Roa Bastos; «Una lechuza cruzó el cielo del patio con un chasquido», de Héctor Tizón»…  
-Esa fase no tuvo mayores problemas para nadie, ¿cómo continuó?  
-Con un dictado de 80 palabras. Entre ellas, escenario, quiso, vahído, hélice, esencial, bisectriz, flexible, zozobra… Escribí mal dos: zagala y quicio. Las puse con s. Con zagala tiré a adivinar, pues no la conocía; con quicio, me equivoqué. Quedamos igualadas en puntos la española Blanca Pérez y yo. Ella también se equivocó en un par de oportunidades.  
-¿Cómo procedieron los organizadores para desempatarlas?  
-Concibieron un dictado en la modalidad de muerte súbita. Es decir, la primera que se equivocara, perdía. Todo marchó de maravillas para las dos hasta la sexta ronda de palabras. Yo escribí bien la que me correspondió. Pero ella acentuó en la i el sustantivo ojiva, que no lleva tilde. Y esa tilde me dio el campeonato. El público observó cada detalle en una pantalla gigante.  
-¿Te enteraste en ese mismo momento que eras la nueva titular?  
-No, porque la pantalla estaba a nuestras espaldas, solo a la vista del público y el jurado. Cuando la española falló, el presidente de la fundación se puso de pie y dijo que yo era la ganadora. Allí estaba el funcionario del MINED que me acompañó. Y nuestra embajadora en Uruguay. Me llevó una bandera cubana para que la pusiera en mi mesa de competencia.  
En su escuela
-¿Todas las participantes eran hembras? 
-Sí. Rafael Orozco, miembro de la Real Academia de la Lengua y creador del concurso, dijo a la prensa: «Eso demuestra que las mujeres tienen mejor ortografía que los hombres». Y, al enterarse que todas queremos estudiar carreras de ciencia cuando terminemos el bachillerato, añadió en broma: «Ellas quieres ser bioquímicas y ellos jugadores de fútbol».  
-¿Cómo fue el recibimiento en la Patria? 
-Fue muy emocionante. Como en el viaje de ida, en el retorno nuestro avión hizo escala durante un rato en Ciudad de Panamá. Ya en La Habana, recibí muchas felicitaciones de diferentes personas. Entre las primeras estuvieron una viceministra del MINED y la directora nacional de enseñanza preuniversitaria. También la Ministra quiso verme y me dedicó un tiempo para conversar. Se puso muy contenta con mi triunfo. 
-¿Y en tu preuniversitario? ¿Cómo te acogieron tus compañeros?  
-¡Aquello fue muy grande! Llegué de madrugada. Me estaban esperando con tremenda algarabía junto con los profesores y el Consejo de Dirección. Me estrujaron, me dieron abrazos, me gastaron bromas… Habían pintado letreros muy simpáticos en el piso de la plaza donde formamos. Y hasta me leyeron delante de todos un poema de lo más ocurrente que traían escrito. 
-¿No te dio por comprobar si los versos tenían errores de ortografía?  
-¡Nooooo! (ríe, divertida) Oiga, periodista, tampoco hay que exagerar. ¿Cómo se le ocurre? Si hago eso me dejan plantada allí mismo. Y lo peor de todo: hubiera echado a perder un recibimiento tan bonito.

4 comentarios:

Lola dijo...

Me gusta leer desde España que ese concurso de ortografía se lo ha llevado una cubana. Vosotros teneis más problema que nosotros porque al no pronunciar la c ni la z es más fácil confundirse. Si puedes dale la enhorabuena de mi parte a esa chica, soy una amante de la gramática en todos sus aspectos pero sobre todo de la ortografía.
Pregúntale , si puedes, que piensa de los cambios que ha hecho "La Real Academia de la Lengua" pues a mi no me ha gustado nada que ya no tenga tilde la palabra "solo", sea adjetivo o adverbio, y tampoco que los hiatos no se acentúen. Yo nunca podré escribir "Guión" por ejemplo sin tilde, pues al hablarlo yo no junto todo, yo digo "Gui-ón". Si podeis mandarle este comentario a la chica campeona y que me conteste si quiere hacerlo.
Tengo 77 años y soy amiga de Iris.
Un saludo Lola

Lola dijo...

Soy Lola otra vez. Mi blog:

http://boheme.zruspas.org

Mi mail boheme@ono.com

¿Me comentarás algo, Juan?

Anónimo dijo...

Lola, un saludo desde Cuba. Gracias por su visita y por el comentario. A mí, al igual que a usted, me encanta el idioma español. No dejo de estudiarlo nunca. Incluso, mis tesis universitarias han abordado ángulos suyos. Coincido con usted en lo que dice acerca de los camios de la RAE. Creo que no eran necesarios. Yo seguiré acentuando «guión», como de costumbre. Le transmitiré a la campeona hispanoamericana de ortografía su mensaje. No l veo con frecuencia, pero no dude que le hará llegar su enhorabuena. Es una excelente muchacha. Le reitero, Lola, que ha sido un honor tenerla por mi blog. Que se repita la visita. Juan

Esther Maria dijo...

Felicidades Lizandra, es muy cierto que la lectura es un arma magnifica para la ortografia y el interes que tu tengas en corregir las faltas, de todos es sabido que hay muchos profesionales que increiblemente cometen faltas de ortografia y ni siquiera se voltean a corregirlas, debemos estar atentos a lo que escribimos pues el español nuestro es muy amplio y muy hermoso, debemos comenzar a combatir los disparates que algunas personas publican.
Yo tengo una nietecita a la cual desde aqui le inculco el amor por la lectura, va desde pequeñita a la Feria Internacional del Libro de La Habana y ya tiene escrito un pequeño cuento, que un dia compartire con ustedes. besos desde Italia.

 
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