miércoles, 7 de septiembre de 2011

El preuniver de Manatí, 25 años después

A esta fotografía le tengo gran cariño. Se trata del primer grupo de graduados del  preuniversitario «René Martínez Tamayo», primero de su tipo en la historia de Manatí, del cual fui secretario docente cuando abrió sus puertas hace ahora un cuarto de siglo. 
Antes de entonces, nuestro terruño carecía de esa enseñanza. Por tal razón, casi todos los egresados de la Secundaria Básica «Dos de Diciembre» se veían en la necesidad de continuar sus estudios de bachillerato en centros internos pertenecientes al municipio de Jobabo, distantes de Manatí.
Las muchachas y los muchachos capturados en esta fotografía -¡ya todos son cuarentones!- fueron de aquellos que transitaron por los Melanios -nombre genérico por el que se conocían las citadas escuelas  internas jobabenses-, en cuyas aulas vencieron los grados décimo y onceno. Al inaugurarse el preuniversitario manatiense en el curso1986-1987, regresaron a la patria chica y ocuparon pupitres para cursar el duodécimo grado.
Nadie vaya a pensar que el  Instituto Preuniversitario en el Campo «René Martínez Tamayo» -su nombre oficial- debutó sin contratiempos. Ni siquiera disponía de las condiciones mínimas para la docencia. Mucho menos les garantizaba a sus alumnos alojamiento medianamente confortable. En realidad, comenzó a funcionar en lo que había sido un centro penitenciario, en una comunidad  llamada El Guanito, próxima al poblado de Duñanuecos. Eso sí, sus instalaciones fueron adaptadas con amor por parte de los constructores.  
Mencionaré solo los nombres (y apodos) de algunos de los estudiantes que aparecen en la imagen, por cierto, bastante deteriorada por el tiempo. Por favor, me excusan los que mi memoria no ha podido retener ni menos identificar. Han pasado muchos años y no es lo mismo. Voy: Niurka, María Andrea, Boris, Leonides, Ania, Cristell, Vilma, Tamara, Damaris, Barea, Daniel, Dagoberto, Annamaris, Odalys, Álvaro, Elber, Felipito, Denia, Yanet, Aveleira, Maidel, «Ubita», Osmani, Pino, Kenia, Jorge,  Leticia, Diana, Sandra, Eduardo, «Tatica», Ivia, Yelina, Nancy, Nuria, Salinas ... 
Aparecen también los profesores Eradis González (Química) y Ceferino Márquez (Español y Literatura). También Luis Labrada (director) y este servidor (en la fila trasera, en el mismo centro, con bigotes). La fotografía fue tomada el 17 de julio de 1986 en el parque de Manatí, junto al busto de José Martí, al culminar el acto de graduación en el cine municipal.
No me perdonaría dejar de mencionar a otros profesores que, aunque no figuran en la foto, integraron aquel colectivo fundacional cuyo recuerdo mantengo vivo: Orestes Sosa (fallecido), Elías Ankle, Gladys y Alina de la Rosa, Mirtha James, Simónides Guzmán, Bernardo Hernández (primer subdirector docente), Alberto Pérez (Betico), Jorge Rodríguez, Mayry Vaillant, Arnaldo Cañete (fallecido), Edilberto Rodríguez, Eliades, Usatorre, Rubiseida, Santa, Marbelis, Alfredo Obregón (primer director),  Frank, Miriam Fundora,  Andrés García, Enel y Wálmer (matrimonio mayaricero), Marthica y Xiomara (bibliotecarias), Sarazola, Lourdes, Jorge Lescay... A algunos los volví a ver en diferentes momentos y lugares. Otros viven en el exterior y, eventualmente, intercambiamos correos electrónicos. A un tercer grupo le perdí por completo la pista. En cualquier lugar de este mundo  -o del otro- donde estén, reciban mi abrazo afectuoso. 

2 comentarios:

Yanet dijo...

Hola Juan, a penas puedo creer que ha pasado tanto tiempo. Aquel fue un grupo muy especial, porque, entre otras cosas, la mayoria venia juntos desde la secundaria e incluso de la primaria. Tambien es destacable que, hasta donde yo se, todos los del grupo se conviertieron en hombres y mujeres de provecho. y que a pesar de las precarias condiciones de estudio y alojamiento, muchos de ellos se convirtieron en exelentes profesionales, y hoy son padres y madres de familia.
te agradezco mucho tu afecto y que nos tengas presente despues de tanto tiempo.
un abrazo para ti, y saludos a mis antiguos companeros de "batalla", donde quiera que los haya colocado el destino.
Yanet.

Anónimo dijo...

En efecto, Yanet, aquel fue un grupo muy especial. Irrepetible, diría yo. Con la mayoría de sus miembros -tú bien que lo sabes- establecí relaciones de amistad sumamente estrechas y duraderas. Estoy orgulloso de haber participado (aunque fuera mínimamente) en su formación desde mi humilde cargo de secretario docente. Nada volvió a ser igual. Ya es difícil hablar de literatura con un estudiante como lo hacíamos tú y yo, ¿recuerdas? La computación y las urgencias desviaron la atención de los muchachos por los libros. Es una pena, realmente. Te aprecio, Yanet. Mis gratitudes por tu comentario.

 
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