miércoles, 26 de enero de 2011

Un cura y Juan Pablo II

Un sacerdote ya desaparecido, el cura Juan Armando Marrero Barroso, clasifica como el primer tunero -¡y el único manatiense!-que se fotografió junto al finado Papa Juan Pablo II, cuyo nombre era Karol Wojtyla, nacido en Polonia en 1920. El hecho ocurrió en 1983, cuando Marrero, natural del municipio de Manatí, cursaba estudios superiores de Teología en Ciudad del Vaticano, sede de la Iglesia Católica Apostólica Romana Mundial y el país independiente más pequeño del planeta, situado dentro de Roma, la capital italiana.
En la foto que acompaña este texto se aprecia al Sumo Pontífice hablándole a Marrero en presencia de dos sacerdotes de la Santa Sede. La imagen fue tomada durante una audiencia fraternal que el líder religioso mundial le concedió a nuestro coterráneo en la Basílica de San Pedro al culminar este su programa docente en una universidad católica romana. La instantánea es guardada como una auténtica reliquia por la familia del cura, pues se trata de una imagen de extraordinario valor histórico y sentimental.
«Cuando Armando regresó a Manatí, le pregunté cuáles habían sido sus sentimientos en aquel instante frente al Papa, estrechando su mano y escuchando su voz –rememora su hermana Adela Marrero Barroso, quien reside en aún en el norteño municipio tunero-. Me respondió: "Es imposible ser coherente en el momento de estar frente a una personalidad de semejante talla»" Y acto seguido me ofreció un retrato de su mundo interior».
El padre Marrero Barroso –Armandito, como le decían sus íntimos- fue muy querido en su Manatí natal. Y no solo por los feligreses de la parroquia, sino también por el pueblo en general, en virtud de sus proverbiales cualidades profesionales y humanas. Descolló también por sus reconocidas dotes musicales, que lo llevaron a cantar a dúo y a grabar números con artistas cubanas tan notables como Esther Borjas, Rosita Fornés y Lucy Poveda.
El sacerdote manatiense falleció el 20 de junio del año 2003 a causa de un infarto cardíaco, a los 66 años de edad, luego de ejercer durante 31 inmaculados almanaques su ministerio religioso en parroquias de Guantánamo, Puerto Padre y Holguín. Sus restos mortales yacen en el cementerio de su terruño. Sus familiares y sus amigos se sienten orgullosos de su memoria, por la honradez y la honestidad que signaron su paso por la vida.

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jueves, 20 de enero de 2011

Reminiscencias

Cuando esta imagen fue tomada por un fotógrafo anónimo, el antiguo central Manatí  -desaparecido definitivamente hace unos años con el nombre de «Argelia Libre»- aún no había producido su primer grano de azúcar. En efecto, esta fotografía data de1911. Por entonces las obras de construcción del ingenio se encontraban en plena ejecución. 
Como se aprecia, por entonces la factoría en ciernes tenía solamente una torre. Luego el número se elevaría a cuatro, dos de cemento y dos de metal. La imagen recoge una panorámica de la construcción de lo que sería tiempo después el enfriadero del ingenio, situado en su patio interior, próximo a la caseta donde funcionó durante muchos años el semáforo ferroviario. 
Este enfriadero fue, en los tiempos de mi niñez, un verdadero paraíso para muchos niños manatienses. Hasta allí íbamos -casi siempre escapados de nuestros padres- a echar a navegar barquitos de madera o de papel en aquel estanque que cumplía la misión de refrescar dentro de sus tuberías las aguas de la fábrica de azúcar para reciclarlas en el proceso industrial

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viernes, 14 de enero de 2011

Décimas entre laúdes

En la historia de la décima improvisada en el territorio de Las Tunas -la provincia es conocida como la capital de esa estrofa en Cuba-, el nombre del desaparecido poeta repentista José Urbano Mujica Mayedo ocupa un lugar de gran relevancia. 
Nació el 28 de septiembre de 1929 en cuna campesina. Desde muy pequeño entró en contacto con el repentismo, del cual su tío Juan Mujica era un  famoso practicante. 
«Tanto me gustó improvisar que yo mismo me ponía pies forzados cuando andaba por los potreros», aseguró después en una entrevista a Argel Fernández, investigador de la Casa Iberoamericana de la Décima de Las Tunas.
En la casa familiar de yaguas y guano de los Mujica eran frecuentes los guateques. Y, por supuesto, jamás faltaban los poetas, que hacían las delicias de los asistentes con sus chispeantes y originales improvisaciones.
Un hecho trascendental en la vida de José Urbano Mujica Mayedo ocurrió en 1945, cuando se mudó para la ciudad de Victoria de las Tunas en compañía de su madre. Ese cambio de residencia le permitió debutar en la  emisora CMKG como poeta repentista, apenas con 16 años de edad.
Allí AntonioYoga, quien dirigía y conducía por entonces un programa de corte campesino, con los poetas  Vicente Colón y José Licores, lo bautizó con el nombre artístico de «Pepito Mayedo, el Benjamín de los Trovadores».
En la citada entrevista, Pepito Mayedo hizo público un hecho poco conocido: 
«En 1966 encontré de casualidad en El Cornito unas paredes derruidas que luego resultaron ser las ruinas de la casa de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé). Se lo informé a Pedro Peña Reyes, corresponsal de la emisora local y de Radio Reloj, y a un grupo de dirigentes locales.
«Tiempo después llegó a Victoria de las Tunas Jesús Orta Ruíz (El Indio Naborí), para hacer una investigación en torno a la vida de El Cucalambé. Lo pusieron en contacto conmigo. :Lo llevé hasta donde había hecho el hallazgo. Mientras recorríamos el lugar, Naborí y yo improvisamos algunas décimas.
«Todavía recuerdo una que hice a petición suya, relacionada con una bayoya que subía lentamente por un gajo. Decía exactamente así:
« / Indio, ¿ves esa bayoya / como asciende por la mata / apoyada en cada pata / lo bien que se desarrolla ? / La dificultad descolla / y se mueve con destreza, /  porque la naturaleza / que es pródiga de verdad, / le puso en habilidad / lo que no le dio en belleza. /
«Creo que aquellas décimas mías y de Naborí fueron las primeras improvisadas en El Cornito, después de las de El Cucalambé, desde luego».
Pepito Mayedo tuvo una exitosa carrera profesional, que incluyó múltiples participaciones en casi todas las jornadas cucalambeanas y actuaciones en emisoras de la capital del país junto a destacados improvisadores cubanos, como Orlando Laguardia,  Pablo León, Angelito Valiente y otros.
El 5 de enero de 1968, fundó el conjunto campesino Cucalambé, del cual fue director y laudista. Con esa agrupación aparece en esta foto (al centro).

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sábado, 8 de enero de 2011

Cartas sobre la silla

La copiosa papelería del desaparecido investigador y promotor cultural tunero Raúl Addine Simón (Belén, 1918 - Las Tunas, 1985), disponible para su consulta en el Archivo Histórico Provincial, reserva siempre interesantes sorpresas. 
Por su intermedio me entero de una curiosa singularidad de los servicios postales tuneros en el último cuarto del siglo XIX. Por entonces la correspondencia entre las ciudades de Holguín y Victoria de Las Tunas  (76 kilómetros) se trasladaba... ¡a caballo! 
En efecto, un señor nombrado Eduardo Aguilera ejercía en ese tiempo el oficio de correo andante. Todos los martes, al amanecer, ensillaba su cabalgadura y tomaba por trillos y caminos rumbo a nuestra ciudad, a la cual llegaba 24 horas después con sus alforjas repletas de cartas, documentos y envoltorios. 
Victoria de Las Tunas vino a tener Oficina de Correos y Telégrafos en 1899. Su primer administrador, Claudio Aguilar Cordero, fue designado por el general intervencionista yanki Leonard Wood. Luego la dependencia pasó a funcionar en el Palacio Municipal hasta 1950, en que se terminó el local donde cumple aún su encomienda social, frente al parque Vicente García. 
En la foto aparece la antigua Oficina de Correos de Victoria de Las Tunas, demolida en 1937. El local actual  -más pequeño que su antecesor- fue remozado cuando el bicentenario de la ciudad (1996). Para entonces se le incorporaron en la parte delantera las columnas que una vez perdió.

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lunes, 3 de enero de 2011

El cine de Jobabo

A juzgar por las referencias históricas existentes en el municipio de Jobabo, el primer cine-teatro del que se tengan noticias en esa localidad de la provincia cubana de Las Tunas data de 1918, seis años después de la fundación del antiguo ingenio azucarero que después de 1959  fue bautizado con el nombre de Perú
La instalación cultural tuvo una vida relativamente efímera, pues un  incendio de grandes proporciones la redujo a cenizas en 1929.  El pueblo no volvió a disfrutar del cinematógrafo hasta el 14 de septiembre de 1937, cuando abrió sus puertas el teatro Encanto -llamado hoy 30 de Diciembre (foto)- con el filme español «La verbena de la paloma», del realizador Benito Perojo. 
El cine contaba en su planta baja con 400 lunetas de madera, el escenario, una cafetería y la taquilla. Encima, las gradas (también llamadas gallinero), con capacidad para acomodar unas mil personas, y la cabina de proyección. Sus funciones comenzaban con el lanzamiento de un fuego artificial.
Todos los días, a partir de las 8 de la noche, se llevaba a cabo la proyección de una película, casi siempre de factura norteamericana, aunque las había también de otras nacionalidades, como españolas y mexicanas. Los fines de semana se exhibían dos tandas, siempre con inicio a las 7 de la noche.
Además de proyectar películas, el inmueble solía acoger todos los años agrupaciones  de teatro vernáculo como la compañía de variedades «Castani», propiedad de un popular actor que actuaba como gallego.
También hacía temporada en el pueblo la  no menos carismática compañía del comediante Enrique Arredondo, quien años después haría época en la televisión cubana con personajes como Bernabé y Cheo Malanga.
El escenario del cine jobabense fue también anfitrión de combates de boxeo donde intercambiaron trompadas púgiles de la talla del cubano Gerardo González (Kid Gavilán, 1926-2003), quien fue campeón mundial de la división welter en 1951 y luego miembro del Salón de la Fama de ese deporte.

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