El cantante puertorriqueño Daniel Santos gozó de inusitada popularidad en Cuba entre los años 40 y 50 del pasado siglo. Solía presentarse, además de en La Habana, en plazas del interior del país. Por la referida etapa actuó en el cine Poliatema, del municipio tunero de Chaparra (foto). Omar Villafruela, el historiador de esa comarca, asegura que los lugareños pudieron apreciar entonces las dotes vocales de quien llegaría a ser una de las figuras más relevantes y queridas del pentagrama musical criollo. En aquella ocasión, y según me contó un testigo presencial, tan pronto terminó de de cantar, Daniel abandonó el escenario y compartió copas con un grupo de admiradores hasta bien entrada la madrugada. Su singular voz hizo célebres varios boleros y guarachas, compuestos por sus autores especialmente para él. En 1941, muchos boricuas fueron enviados por el ejército de los Estados Unidos a combatir en la Segunda Guerra Mundial. Daniel grabó en ese contexto uno de sus grandes éxitos: Despedida, de la inspiración de su ilustre compatriota don Pedro Flores. La canción cuenta la historia de un recluta que se vio obligado a dejar atrás a su prometida y a su madre enferma para ir a pelear. Conocido por los motes de El inquieto anacobero y El Jefe, Daniel Santos estuvo radicado en nuestro país por más de un decenio. Murió en su rancho de Ocala, Florida, el 27 de noviembre de 1992. Sus familiares y amigos le dieron sepultura en el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis, en el Viejo San Juan, en su entrañable Puerto Rico, cerca de las tumbas de Pedro Flores y del caudillo nacionalista Pedro Albizu Campos. Página personal del periodista cubano Juan Morales Agüero . Con reseñas costumbristas y crónicas variadas de los más heterogéneos temas.
sábado, 31 de marzo de 2012
Daniel Santos en Chaparra
El cantante puertorriqueño Daniel Santos gozó de inusitada popularidad en Cuba entre los años 40 y 50 del pasado siglo. Solía presentarse, además de en La Habana, en plazas del interior del país. Por la referida etapa actuó en el cine Poliatema, del municipio tunero de Chaparra (foto). Omar Villafruela, el historiador de esa comarca, asegura que los lugareños pudieron apreciar entonces las dotes vocales de quien llegaría a ser una de las figuras más relevantes y queridas del pentagrama musical criollo. En aquella ocasión, y según me contó un testigo presencial, tan pronto terminó de de cantar, Daniel abandonó el escenario y compartió copas con un grupo de admiradores hasta bien entrada la madrugada. Su singular voz hizo célebres varios boleros y guarachas, compuestos por sus autores especialmente para él. En 1941, muchos boricuas fueron enviados por el ejército de los Estados Unidos a combatir en la Segunda Guerra Mundial. Daniel grabó en ese contexto uno de sus grandes éxitos: Despedida, de la inspiración de su ilustre compatriota don Pedro Flores. La canción cuenta la historia de un recluta que se vio obligado a dejar atrás a su prometida y a su madre enferma para ir a pelear. Conocido por los motes de El inquieto anacobero y El Jefe, Daniel Santos estuvo radicado en nuestro país por más de un decenio. Murió en su rancho de Ocala, Florida, el 27 de noviembre de 1992. Sus familiares y amigos le dieron sepultura en el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis, en el Viejo San Juan, en su entrañable Puerto Rico, cerca de las tumbas de Pedro Flores y del caudillo nacionalista Pedro Albizu Campos. miércoles, 14 de marzo de 2012
Patria y Martí
Todo el que estudia a Martí coincide en que el periódico Patria fue su obra maestra. Lo fundó el 14 de marzo de 1892 a instancias de patriotas radicados en Nueva York. Desde su primera salida, el órgano devino guía de la emigración en la urbe, y desempeñó un importante papel en la aglutinación de las fuerzas para la Guerra Necesaria que soltaría amarras en Baire el 24 de febrero de 1895.
Fueron los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, además de intelectuales cubanos y puertorriqueños, quienes financiaron la publicación inicial de Patria, donde salieron, entre otros trabajos, las bases del Partido Revolucionario Cubano fundado por Martí y un editorial titulado Nuestras Ideas que, aunque aparece sin firma, como es característico, lleva implícito el sello inconfundible de su estilo.
Patria apareció, inicialmente, cada sábado, al precio de cinco centavos. Tenía una aclaración: «Los productos del periódico se destinan a su mantenimiento. Estaba constituido por cuatro páginas a cuatro columnas, con tamaño de 52 x 36 centímetros. Su distribución se realizaba, fundamentalmente, por correo. Desde el 5 de octubre de 1895 hasta su desaparición en 1898, fue bisemanal.
Fue en Patria donde Martí exhibió dotes de periodista integral. Sus biógrafos atestan que, amén de redactar, buscaba noticias, proponía diseños, elegía tipografía, corregía galeras y hasta empaquetaba bultos de periódicos para su distribución. Todo eso, a pesar de que, por entonces, era uno de los periodistas más conocidos del continente gracias a sus colaboraciones con importantes diarios norteamericanos y a su activa correspondencia con el periódico La Nación, de Argentina.
Patria jamás se alineó con el ultranacionalismo. Desde su salida anunció que surgía «de la voluntad y con los recursos de todos los cubanos y puertorriqueños para decir lo que está en el corazón de todos los patriotas puros». Clamó no solo por liberar a Cuba, sino también a Puerto Rico. De ahí que reprodujera en sus páginas las letras de La Bayamesa –luego nuestro Himno Nacional- y de La Borinqueña, marcha de los revolucionarios de esa isla hermana.
«Según Becali, al llegar a Cuba, Martí llevaba la acreditación como corresponsal de Patria. “Sólo podemos imaginarlo así, escribiendo su Diario de Campaña, que no es otra cosa que apuntes para futuros e inconclusos reportajes de la guerra, pues si había escrito de todo y de todos, ¿cómo no iba a narrarnos los episodios de su revolución, el diario acontecer de la contienda bélica?”», apunta el autor.
El Martí periodista nos legó un juicio que no pierde actualidad: «La prensa debe ser coqueta para seducir, catedrática para explicar, filósofa para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sana, elegante, oportuna, valiente. En cada artículo debe verse la mano enguantada que lo escribe y los labios sin manchas que lo dictan. No hay cetro mejor que un buen periódico».