Los seres humanos hacemos entrada en el mundo con nombres elegidos por nuestros parientes más próximos. Luego los llevamos durante toda una vida y solo en ocasiones algún inconforme decide cambiar el suyo para siempre.
No ocurre igual con las calles y sus denominaciones. Una avenida pudo haber tenido ayer una identificación, ostentar hoy otra y exhibir mañana una tercera. Es que ellas, como las personas, tampoco eligieron sus nombres.
Hace casi 160 años, Las Tunas fue declarada Ciudad por las autoridades coloniales españolas. En 1868, cuando estalló la Guerra Grande, contaba con 15 vías urbanizadas, cuyas identificaciones tenían que ver con la nobleza ibérica de la época o con algunos de sus protagonistas. Ninguna conserva hoy su identificación original, pues a partir de 1902 fueron rebautizadas con nombres de patriotas cubanos o con fechas memorables de la historia nacional.
Por entonces, la céntrica Avenida Vicente García se llamaba Isabel II, y Cristina la también populosa Francisco Vega. Otra conocida, la Lico Cruz, se denominaba María Luisa, mientras que la Martí estaba inscripta en el Ayuntamiento con el nombre de Carlos Conus. El tránsito vehicular y peatonal no era ni la sombra del actual.
La lista se extiende a las actuales calles Colón, Joaquín de Agüero, Heredia, Maceo, Villamar y 24 de Febrero, que en 1868 tenían en sus esquinas los rótulos de Avenida de los Peces, Peguero, Cruz Verde, Canoa, Obrapía y Campana, respectivamente.
La Francisco Varona se llamaba Bayamo; la Julián Santana, O´Donell; la Lorenzo Ortiz, Infanta; y la Ramón Ortuño, Pinillos. Algunas tuvieron más de un nombre. Como la Lucas Ortiz, que, antes de recibir ese bautizo en 1931, se llamó Príncipe en 1868, Bomberos en 1869, Moratín en 1884 y Becerra en 1905.
En la ciudad tenemos otro caso: la calle Colón, llamada así desde su origen en la zona de La Martilla hasta su homóloga Francisco Varona. De ahí a Gonzalo de Quesada se nombra Ángel Guardia, y de allí hasta la línea de ferrocarril, Avenida Frank País. En lo adelante, y hasta la salida hacia la norteña ciudad de Puerto Padre, se le conoce por Avenida Camilo Cienfuegos.
También contamos con una cuadra con nombres diferentes en cada acera. Está ubicada en la llamada Placita de los Recuerdos, en el reparto México. Aquí convergen en forma de cuchilla las calles Joaquín de Agüero y Nicolás Heredia. Ambas siguen la misma vía con igual identidad hasta la Feria Agropecuaria, por lo que muchos vecinos viven en la misma cuadra, pero no en la misma calle.
En materia de longitud, la calla más corta de la ciudad es la Custodio Orive, que pasa por un costado del parque Maceo, frente a la sede tunera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y tiene apenas cien metros. La de mayor extensión, la Avenida Vicente García, que recorre de un extremo a otro el perímetro citadino y comparte pavimento durante un tramo con la Carretera Central
En fin, unas por cambiar de nombres más de una vez, otras por llevar varios al mismo tiempo y hasta alguna con más de una denominación histórica, nuestras calles son símbolos legítimos que debemos cuidar para las generaciones que nos sucedan.
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