sábado, 25 de diciembre de 2010

Breve historia de Omaja


El poblado de Omaja, en el municipio tunero de Majibacoa, tiene una historia muy interesante. Lo construyeron al estilo del oeste norteamericano y hasta sus calles tenían nombres en inglés: Kreider, Frankbert, Blosser, Mahan... Los primeros colonos procedentes del norte llegaron allí en 1906.
Al naciente emporio los recién llegados lo nombraron Buenavista Fruit Company. En aquellas tierras que un tal Lico Gómez les vendió a precio irrisorio  encontraron monte y manigua. Pero también un filón natural de enriquecimiento  por la vía de las maderas preciosas  y la siembra de cítricos.  
Entre 1909 y 1910 se terminó en las inmediaciones de Omaja el tramo de vía del Ferrocarril Central. Al inaugurarse la estación, se le puso por nombre Majibacoa, la denominación que le daban los lugareños a su comarca. Los norteamericanos pretendieron cambiarlo por el de Omaha, nombre de una tribu de pieles rojas de su tierra natal en Norteamérica.
Durante un buen tiempo ambos bandos insistieron en ganar la porfía por intermedio del cartel que identificaba al pueblo. Una noche los colonos estadounidenses lo desmontaban y permutaban Majibacoa por Omaha, y la próxima los nativos hacían lo mismo, pero trocando Omaha por Majibacoa
Como dice Jaime Sarusky  en su obra Los fantasmas de Omaha, «cubanos y norteamericanos, al disputarse los apelativos de Majibacoa y Omaha estaban defendiendo un nombre indio. El colonizador trataba de imponer el suyo; el colonizado, defendiendo el propio, se defendía a sí mismo. Aun así, Omaha se tuvo que modificar y adaptarse: perdió la H y ganó la J cubanizándose».
Según el censo de 1919, Omaja  contaba por entonces con 2381 habitantes de varias nacionalidades, como finlandeses, suecos, canadienses... Tenía 13 comercios, tres hoteles, un centro telefónico, un cine silente, dos panaderías, dos cementerios (uno para los cubanos y otro para los norteamericanos), una agencia automotor Ford, dos aserríos y un taller de ebanistería.
El declive de Omaja comenzó en 1928, con la construcción de la carretera central, que no la tuvo en cuenta en su trazado. Este hecho motivó que muchos pobladores se trasladaran para los vecinos poblados de Las Parras, Gastón y Buena Ventura, por donde sí pasó la vía de comunicación.
A diferencia de la mayoría de los pueblos cubanos -y tal vez también por ser metodista desde su findación.-, Omaja no dispone de iglesia católico-romana. Se conoce que en el pasado hubo allí una pequeña población de católicos que organizaban una misa con un sacerdote de una comarca cercana. .

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miércoles, 22 de diciembre de 2010

El nacimiento de las siamesas

Estas (izquierda) son las célebres siamesas tuneras Maylín y Mayelín Téllez Pupo. La imagen fue tomada a las pocas horas de venir al mundo. Su madre las alumbró por parto natural el 18 de diciembre de 1973, en el hospital materno de la otrora Victoria de Las Tunas. Por lo complejo del caso -nacieron unidas por el abdomen, desde al apéndice xifoides hasta la región umbilical- fueron remitidas de urgencia al hospital Vladimir I. Lenin, de Holguín. Allí un equipo multidisciplinario de altísimo nivel, encabezado por el doctor Rafael Vázquez Fernández, profesor de Cirugía de la Universidad de Oriente y jefe de ese servicio en la institución holguinera, las valoró, examinó y llevó al quirófano en la medianoche del 25 de diciembre de 1973. La intervención quirúrgica para separarlas fue un éxito rotundo, y clasifica en los anales de la Medicina como la primera de su tipo realizada en América Latina. Entre sus singularidades estuvo la división en dos partes iguales del hígado común, que, por fortuna para las niñas, tenía sistemas independientes. De no haber sido así,
el desenlace hubiera sido fatal para una de ellas. Otros especialistas tuneros relacionados con el caso fueron los doctores Clara Bisquet, Orlando Zaldívar y Hernández Ojito, quienes las atendieron en primera instancia. En la operación tomó parte la prestigiosa ansetesióloga cubana Pura Avilés. En la foto de la derecha aparecen  las siamesas Maylín y Mayelín cuando tenían alrededor de un añito de edad. Ahora van por 37 y han procreado dos veces cada una. Viven aquí en Las Tunas, junto a su mamá, quien quedó con secuelas después del parto.

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martes, 14 de diciembre de 2010

Inefable Jorge Luis Borges

Desde que en mi época de adolescente comencé a leer buena literatura -porque también existe la mala literatura, ¿verdad?-, el escritor y poeta argentino Jorge Luis Borges se convirtió en uno de mis autores de cabecera. Sus cuentos y sus poemas me incendiaron la imaginación y me compulsaron a perseguir sus títulos en cuanta librería se cruzó en mi camino. Las razones de esta preferencia las  da uno de sus críticos: «Borges ofrece —a través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía— una obra que hace honor a la lengua española y la mente universal». A pesar de su enorme prestigio internacional,  el ilustre argentino fue un intelectual poco dado a regoderarse con la fama. En una oportunidad, un periodista le preguntó: «¿Usted se da cuenta de que es uno de los grandes escritores de este siglo?» Y Borges le respondió, elegante: «No, pero, de cualquier manera, este ha sido un siglo muy mediocre». De entre todos sus poemas, me quedo con INSTANTES (algunos dicen que no es suyo, sino de una escritora norteamericana llamada Nadine Stair). Es una auténtica joya lírica, y hubiera bastado para eternizarlo Aunque no era eso algo que le quitara el sueño, como estableció cuando un  admirador le dijo, en un rapto de entusiasmo: «Maestro, usted es inmortal». Y Borges le replicó, agudísimo: «Vamos, hombre, que no hay que ser tan pesimista». Les propongo el poema con la certeza de que les gustará. Y de que comprenderán una frase suya  dicha después, que le sirve de epitafio: «He cometido el peor de los pecados: no he sido feliz».

INSTANTES

Si pudiera vivir nuevamente mi vida, 
en la próxima trataría de cometer más errores. 
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. 
Sería más tonto de lo que he sido, 
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. 
Sería menos higiénico, correría más riesgos, haría más viajes, 
contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, 
nadaría más ríos, iría a más lugares adonde nunca he ido, 
comería más helados y menos habas, 
tendría más problemas reales y menos imaginarios... 
Yo fui una de esas personas 
que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida. 
Claro que tuve momentos de alegría. 
Pero si pudiera volver atrás 
trataría de tener solamente buenos minutos. 
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos. 
No te pierdas el ahora. 
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, 
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas. 
Si pudiera volver a vivir viajaría más liviano. 
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo 
a principios de la primavera 
y seguiría así hasta concluir el otoño.
 Daría más vueltas en calesita, 
contemplaría más amaneceres 
y jugaría con más niños, 
si tuviera otra vez la vida por delante. 
Pero ya ven, tengo 85 años 
y sé que me estoy muriendo.

(Jorge Luis Borges)

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sábado, 11 de diciembre de 2010

La pelota viajera


Aquel mediodía de agosto se pintaba de maravillas para cualquier menester, excepto para  jugar a la pelota bajo el reverberante sol. «¡Pero cómo se les ocurre eso muchachos…!», exclamaban siempre los mayores. Pero cuando se tienen 15 años de edad no se repara demasiado en semejantes bagatelas de vejetes  aburridos Y así pensábamos todos en el piquete de adolescentes que, domingo tras domingo, nos juntábamos en El Campito, nuestro destartalado y diminuto terrenito de béisbol, para liarnos a batazos y enredarnos en discusiones. 
Llegábamos con la intermitencia de quienes no tienen apuro. César, con su estropeado guante zurdo, regalo de un primo que quiso una vez ser pelotero; Alberto, arreos y careta en ristre; Jorge Alba, el único que tiraba curvas entre nosotros; Humberto, con un bate de majagua fabricado a machetazos... Obvia decir que ser propietario de uno de aquellos  implementos garantizaba la inclusión en alguna de las novenas en posición y turno privilegiados. 
Jugar en El Campito no era miel sobre hojuelas. Se las traía por sus irregularidades topográficas, mitad tierra y mitad cemento. Imponía que los jardineros derecho y central se situaran a más de medio metro sobre el nivel del resto de las posiciones, entre los aparatos de un parque infantil; que el antesalista y el torpedero casi pegaran las espaldas a la cerca; que el left field jugara mucho más allá del límite perimetral, en medio de una calle; que el segunda base y el inicialista tomaran posiciones cercanas al lanzador...
Aquel domingo estábamos los de siempre y recién comenzaba el juego. Cada cual ocupó su sitio habitual. En la lomita de uno de los equipos se trepó el gordo Jorge Alba, quien, durante el calentamiento, hizo sonar sabroso la mascota de su receptor con aquella, nuestra única pelota disponible, forrada esa mañana con esparadrapo y empolvada luego con ceniza caliente para, según se aseguraba, facilitar el agarre y hacerla menos pegajosa al tacto. 
Pero —¡ay!—, Jorge llegó a realizar solamente un lanzamiento oficial hacia la goma. El hombre al bate, bien plantado con la majagua, le hizo swing y levantó un fly de foul hacia atrás, bien elevado, casi perpendicular con la calle por donde transitan los carros que se dirigen hacia la ciudad de Las Tunas. 
Sucedió entonces algo extraordinario: en ese preciso instante acertó a pasar por la vía un transporte serrano —guarandinga, como le llamaban entonces— repleto de pasajeros. Y como las casualidades existen para que ocurran, la pelota, al descender, cayó exactamente sobre el maletero, situado en el techo del vehículo, entre la paquetera y hasta los animales que se suelen cargar allí . 
Cuando vinimos a darnos cuenta, ya la inoportuna guarandinga se había alejado lo suficiente como para no poder darle alcance ni con la voz ni con las piernas. Ni uno solo de los viajeros se había percatado del  intempestivo abordaje de aquella intrusa de última hora, sin la cual nuestro encuentro dominical de pelota estaba condenado irremediablemente a irse a bolina. 
Pasmados e incrédulos, perdida en calidad de «polizona» la única pelota en existencia por causa de aquel golpe del azar totalmente fuera de cálculo, recogimos el magro equipamiento y nos despedimos a deshora con la promesa de inventar algo, cualquier cosa, para la próxima cita dominguera. 
Cuando retornamos a nuestros hogares —derrotados y cariacontecidos— más de un padre nos salió al paso con aquello de «¡pero cómo se les ocurre, muchachos...!» Y a pesar del respeto que nos inspiraban, más de uno les respondimos con una silenciosa pero elocuente torcida de ojos.

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Recordando a John Lennon


El 9 de octubre de 1940, después de 30 horas de parto, Julia Lennon dio a luz a  John... Casi 15 años después, Julia murió atropellada por un auto, por lo  que John terminó de criarse con su tía materna, Mimi Smith... A los cinco años de edad lo expulsaron del colegio por mal comportamiento y era frecuente encuchar en sus evaluaciones esta frase: «este niño va camino del fracaso»... El primer instrumento musical que tuvo fue un acordeón, y el segundo, una armónica... A los 15 años de edad, idolatraba a Elvis Presley... Por esa época conoció a Paul McCartney, quien también acababa de perder a su madre...  La primera banda que John Lennon formó fue «The Quarry Men», en 1957... John se hizo roquero después de oír «Heartbreak Hotel», de Elvis... Sufrió de dislexia y sin anteojos era legalmente ciego... No soportaba la oscuridad,  por lo que mantenía una luz  encendida cuando dormía... Adoraba a los gatos, y en un tiempo llegó a tener seis en su casa...  Creía en la reencarnación y bebía de 20 a 30 tazas de te o café por día... A fines de los años 60, compró su propia isla privada en la costa de Irlanda... Comía poco, especialmente después de 1965, cuando un periodista lo llamó «el Beatle gordo» (the fat Beatle)... Cuando Cynthia Powell, una de sus esposas, dio a luz a su hijo Julian, John tuvo que entrar disfrazado al hospital por el acoso de las fans... Una vez disuelto el grupo, comentó en una entrevista: «...es agradable poder andar por la calle sin ese tremendo culo llamado Beatles tras de uno...»...  El 8 de diciembre de 1980, horas antes de ser asesinado, fue fotografiado por última vez, desnudo y abrazado a su esposa, Yoko Ono... La foto la tomó Annie Leibovitz para una portada de la revista «Rolling Stone» y  fue seleccionada en el año 2005 como Mejor Portada de la Historia... Durante un concierto en  Londres, John balbuceó palabras sin sentido. Luego explicó que el ruido era tan grande que pensó que nadie lo escucharía, no importando qué dijera... El asesino de Lennon, David Chapman, eligió matar al ex-Beatle de entre una lista de famosos, en la que figuraba también la actriz Elizabeth Taylor... Yoko Ono dispuso que el cuerpo de Lennon fuera cremado el miércoles 10 de diciembre de 1980...

ALGUNAS DE SUS FRASES CÉLEBRES
-«No puedo creer que me condecoren. Creía que era necesario conducir tanques y ganar guerras» (En el agradecimiento a la Reina Isabel, quien en 1965 lo nombró Miembro de la Orden del Imperio Británico. Poco atraído por esos lujos, John le regaló la conmdecoración a su tía Mimi).
-«Técnicamente no soy muy bueno, pero puedo hacer aullar y mover una guitarra». (Solía decir eso de sí mismo. Pero Lennon supo combinar lo más puro del rock and roll con las melodías elegantes. Por su versatilidad, creatividad y originalidad, su obra parece compuesta por mentes diferentes).
-«La vida es aquello que nos va sucediendo mientras nos empeñamos en hacer otros planes». (Esta era una de sus frases favoritas más conocidas En una oportunidad también afirmó "Mientras más realidad enfrentamos, más nos damos cuenta de que la irrealidad es el programa principal del día").
-«Si todos reclamaran por paz en vez de otra televisión, entonces habría paz». (Hablan por él las fotos con Yoko Ono que le dieron la vuelta al mundo, en su luna de miel en la "cama de la paz" del Hotel Hilton, en 1969. De esa esencia y añoranza por mejorar la sociedad nació su célebre «Imagine»).
-«Mi trabajo no acabará hasta que esté muerto y enterrado, y espero que eso sea dentro de mucho, mucho tiempo». Dijo estas palabras en el curso de su última entrevista, horas antes de morir. La manera en que falleció lo elevó a la categoría de mito. Se encontraba grabando un nuevo disco.

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domingo, 5 de diciembre de 2010

Paseo de domingo

En el parquecito que sirve de contorno a la Fuente de Las Antillas.
Beatriz en la galería del Guiñol.
Sofía en la galería del Guiñol.
Con La Fuente de Las Antillas de fondo.
Esta mañana mis hijas y yo dimos un paseo por la ciudad. Nuestra primera escala, como de costumbre, fue el Teatro Guiñol, anfitrión permanente de la compañía Los Zahoríes, muy bien ranqueada en Cuba entre las que cultivan el teatro para niños. Pero -¡ay!- esta vez no hubo función. Éramos apenas 4 ó 5 personas las interesadas en el espectáculo. Y, ante tan raquítico público, el colectivo decidió aplazarlo para el próximo fin de semana. Proseguimos camino y nos detuvimos en la Plaza Martiana, el proyecto solar que le ha dado  notoriedad a su autor, el arquitecto Domingo Alás. Después las dejé que corretearan durante un rato por el pulido piso del bulevar. Para su alegría, se encontraron por allí a Lea Lis, la primogénita de nuestra amiga Ayaxi Ricardo, quien reside actualmente en Francia. La pequeña está de vacaciones en Las Tunas, junto a sus abuelos. Jugaron un rato juntas y consiguieron entenderse. Pero no demoramos mucho, pues Sofía y Beatriz clamaban por saborear un helado de chocolate. Así que nos fuimos hasta la heladería situada junto a La Fuente de Las Antillas, esa obra emblemática de la gran escultora cubana Rita Longa. Aproveché la oportunidad del paseo para hacerles algunas fotos.

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Rafael Urbino, un locutor de referencia

En la historia de la locución tunera, ningún nombre compite en popularidad y carisma con el de Rafael Urbino Santoya, aquel fenomenal hombre de radio que  convirtió la voz y el micrófono en las razones de su existencia. Desde que  murió hace unos 20 calendarios, nada ha vuelto a ser igual en el éter de la provincia, afligido quizás por la desaparición de quien fue una de las figuras cubanas más relevantes de la profesión en cualquier época.
Hoy he recordado especialmente a Urbino, por ser el primero de diciembre el Día del Locutor. Como ocurre cada año, todas las peñas del gremio lo citan como paradigma para los que se estrenan. El consenso es general: cuando se habla de su estirpe profesional, dicho en buen cubano, hay que quitarse el sombrero. Hoy en Radio Victoria, la emisora de Las Tunas, su nombre es de nuevo recurrencia en cada programa y espacio informativo. 
A Urbino me parece verlo caminar por el parque Mayor General Vicente García con el paso lento de quien nunca tiene prisa, mientras saludaba a cuanta persona se le cruzaba en el camino. Aquel grandulón de más de seis pies de estatura y sempiterno tabaco entre los labios jamás dejó de identificarse con su pueblo. Desde la cabina de transmisión extendió un hilo conductor hasta sus oyentes, quienes adoraban su originalísima manera de actuar y de decir. 
Los carnavales tuneros eran la ocasión para que Urbino mostrara las dotes del comunicador y de guasón que siempre fue. Entonces su voz devenía música, alegría, carcajada, incentivo para el esparcimiento... Su proverbial capacidad para crear frases célebres parió aquella «... una buena piba fría en el león pelao» para referirse a una perga llena de cerveza helada adquirida en los termos gigantes que solían emplazarse cerca del parque Maceo. 
Ante el micrófono su actuación rozaba la excelencia, con su voz grave y fuerte, capaz de transmitir sentimientos disímiles así fueran de alegres o trágicos las motivaciones que la convocaran: desde ambientar la producción musical para un festejo hasta radiar un mensaje con el anuncio de un fallecimiento en un humilde barrio. Nadie -ni antes ni después- lo supo hacer como él. 
Diré una perogrullada, pero no encuentro nada mejor para referirme a este hombre poco común: quien pretenda escribir la historia de la radio en Las Tunas no puede obviar el legado de Rafael Urbino Santoya, más que locutor, auténtico referente del micrófono. Tan profunda huella dejó que una cátedra tunera de radio ostenta su nombre y también se premian con él los honores por la Obra de la Vida. ¡Qué gran homenaje, gran hombre!

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sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Pep o Mou? ¿Barça o Madrid?

Los partidos de fútbol entre los equipos Real Madrid (RM) y Barcelona (B) constituyen un acontecimiento deportivo que  trasciende las fronteras españolas para convertirse en suceso de interés global. Se trata de los conjuntos de mayor currículo de la bien llamada «Liga de las Estrellas», ambos con fervientes simpatizantes en todos los confines del mundo. A juzgar por la repercusión mediática que trae a la vera desde hace varias semanas, el clásico del próximo lunes será el más disputado y apasionante de todos los tiempos. El estadio catalán Camp Nou oficiará de anfitrión y las expectativas en cuanto a incidencias y resultados son enormes.  Entre las atracciones que traen en ascuas a los aficionados figuran el enfrentamiento táctico entre los dos  directores técnicos más carismáticos y ganadores del  momento: José Mourinho (Madrid) y Josep Guardiola (Barça).  Además, saltarán a la cancha catalana quienes son hoy los dos jugadores más desequilibrantes del mundo: Leonel Messi (Barça) y Cristiano Ronaldo (Madrid). He recopilado en sitios especializados y redes sociales de Internet  50 curiosidades sobre la historia del este clásico liguero. Algunos lectores avezados, quizás, objetarán más de una, porque no todas las páginas consultadas coinciden absolutamente en la información. Si es así, ofrezco mis disculpas. Ahhhh... ¡y voy al Barça!

1- Primer tope histórico: 13 de mayo 1902,  Copa del Rey. Ganó Barça 3-1.
2- Primer duelo en la Liga: 17 de febrero1929. Ganó el Madrid 2 x 1.
3- Es el evento más visto en España después de la Copa del Mundo.
4- El del lunes será el clásico # 81 en el Camp Nou. Barça ha ganado 46.   
5- Mayor goleada del Barça al Madrid: en la Liga de 1950/51.Venció 7-2.
6- Mayor goleada del Madrid al Barça: en la Liga 1934/35. Venció 8-2.
7- Alfredo D´Estefano (RM), máximo anotador en clásicos: 14 goles.
8- Máximos goleadores en Camp Nou, del Madrid: Gento (9) y Puskas (7). 
9- Jugador del Barça con más goles en clásicos: César, con 12 dianas
10-  Entre oficiales y amistosos, Madrid y Barça han topado 239 veces.
11- En 208 partidos oficiales, Madrid anotó 354 goles y  Barça 333.
10- Barça promedia 1,5 goles por juego y recibe 1,6 goles del Madrid.
11- Primer clásico transmitito  por TV española: 15 de febrero de 1959. 
12-  En 1995 solo marcaron españoles: Madrid 1 (Raúl) - Barça 1 (Róger). 
13-  Resultado que más se repite: 2-1 (nueve por Madrid y ocho por Barça).
14- El DT del Madrid que más veces dirigió un clásico: Miguel Muñoz:, 13.
15- El DT del Barcelona que más veces dirigió un clásico: Johan Cruyff:, 8.
16- En los clásicos han jugado15  galardonados con el Balón de Oro.
17- En clásicos han jugado 10  galardonados con el FIFA World Player.
18- El Barça ha marcado 12 de los últimos 14 goles del clásico español.
19- Barça posee más el balón por partido: 33 minutos, por 27 el Madrid
20- Guardiola nunca perdió contra el Madrid, ni como jugador ni como DT. 
21- Solo Ronaldo (RM) marcó en el Camp Nou vistiendo ambas camisetas.
22-  En los clásicos, 11  han vestido las dos camisetas, como Figo y Ronaldo. 
23- Sólo 4 marcaron con ambas: Samitier, Luis Enrique, Figo y Ronaldo. 
24- Luis Enrique Martínez,  primer español en jugar en los dos equipos.
25-  Messi  ha marcado 7 goles al Madrid, incluso un hat-trick en 2007. 
26- Pero Messi nunca le ha marcado a un equipo dirigido por Mourinho.
27- Último que hizo hat-trick en su cumpleaños: Alvarito (RM), hace 32 años.
28- Iturralde González dirigirá su tercer clásico. En los otros dos ganó Barça.
29- Jugarán 10 candidatos al Balón de Oro: 6 del Barza y 4 del Madrid.
30- Solo en una oportunidad han ido a penalties, y ganó el Madrid.
31- El último clásico sin rojas ni amarillas, hace 34 años:  Barça 3-Madrid 1. 
32- El  latino con más goles: el mexicano Hugo Sánchez (RM),10.
33- El más veterano en marcar: Alfredo D´Estefano, 37 años y 164 días.
34- De los 22 del equipo Campeon Mundial, 13 jugarán este clásico.
35- La peor racha sin ganar: Barcelona, entre el 03.03.01 y el 06.12.03.
36- Messi, el sudamericano más joven en marcar: 19 años, el 10.03.07.
37- Fernando Hierro (RM), el que vio más tarjetas (20 amarillas y 3 rojas).
38- El clásico ya se jugó otros 29 noviembre: (29.11.1959) y (29.11.2009).
39- Los locales ganaron el 60%, empataron el 19% y perdieron el 21%.
40- Roberto Carlos (RM), único que marcó en su portería y en la contraria.
41- Hugo Sánchez (RM), el que más penaltis lanzó:  5, todos anotados.
42- Dos DT han dirigido los 2 equipos: Enrique Fernández y Radomir Antic.
43- Antonio Ramallets (B), el portero de más goles permitidos: 47.
44- El único DT expulsado en los clásicos: Johan Cruyff (B), el 15.02.1990.
45- Luis Bru (B), el portero que más penaltis ha detenido en el clásico (3).
46- El primer jugador expulsado fue Domingo Balmanya (B), el 22.03.1936.
47- El primer gol de los clásicos lo anotó Steinberg (B), el 13 mayo 1902.
48- Paco Gento (RM), el jugador  que más veces disputó el clásico (43).
49- El Minuto de Oro de los clásicos es el 35: se han anotado 15 goles.
50- Con 10 ó más goles, César, único en marcar todos en un mismo campo.

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domingo, 7 de noviembre de 2010

Fotos de antología

Un gastado aforismo periodístico asegura que «una fotografía vale por mil palabras». La afirmación,  amén de categórica, peca de relativa. Cierto, imágenes hay que, para realizarse como producto comunicativo, no pueden prescindir de un partenaire escrito. Otras, sin embargo, se expresan con absoluta autonomía. Las que siguen integran este último grupo. Las encontré mientras hurgaba en diversos sitios de Internet y figuran, quizás, entre lo mejor de la antología fotográfica contemporánea. Aunque, por la naturaleza de las historias que cuentan, eso de mejor pueda parecer cuestionable y hasta ofensivo. Si las hago acompañar por un breve texto es solo a guisa de brújula. Ellas -estoy seguro- pueden llegar sin su concurso hasta las zonas más intrincadas de nuestra sensibilidad.

LA  NIÑA  DE  LA  FOTO
El 8 de junio de 1972, un avión de Vietnam del Sur que actuaba en coordinación con el ejército norteamericano bombardeó con napalm -una gasolina gelatinosa de combustión lenta y duradera- la aldea norvietnamita de Trang Bang.  Allí vivía con su familia la niña Kim Phuc, de solo nueve años de edad. Al desatarse aquel infierno, la pequeña corrió despavorida  y sin rumbo fijo junto a sus hermanos y primos por una carretera cercana. En unos instantes las llamas consumieron su ropa. Fue ese el instante en que Nick Ut, corresponsal de la agencia de noticias Associated Press (AP), tomó esta desgarradora fotografía en la que aparece Kim completamente desnuda y con el cuerpecito cubierto de quemaduras. Se trata de las imágenes que cambiaron en el mundo la percepción de la guerra de Vietnam. «Muchas veces deseé que esa foto no hubiera existido, pero luego la consideré un regalo para que yo pudiera trabajar por la paz», dijo luego Kim Phuc, quien permaneció hospitalizada 14 meses y fue sometida a 17 operaciones de injertos de piel. Años después, ya recuperada, estudió durante un  tiempo en la Universidad de La Habana. Actualmente ella es Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO y coordinadora de una fundación internacional que brinda tratamientos médico y sicológico a los niños víctimas de las guerras. El autor de la imagen la envió a toda prisa a la redacción central de AP. Al día siguiente fue portada en diarios y revistas de todo el mundo. Ha sido laureada como Foto del Año del World Press Photo (1972) y recibió el importante premio Pulitzer 1973), máximo galardón que entrega el periodismo norteamericano. El negativo original de la foto se conserva en los archivos de la agencia AP

EL  BUITRE   DE  LA  POBREZA
Esta dramática imagen fue tomada por el fotógrafo sudafricano Kevin Carter. Se trata de una niña sudanesa, a todas luces moribunda, que trata de llegar a un campamento de la ONU donde reparten alimentos. Detrás de ella, un buitre aguarda  por su caida definitiva para extender sus alas y lanzarse sobre  su cadáver. La terrible foto la publicó The New York Times el 26 de marzo de 1993. Provocó que millones de personas  desataran un debate mundial sobre la ética del fotoperiodista al captar una imagen que intentaba reflejar la hambruna en aquel paupérrimo rincón del planeta. Kevin Carter tuvo que responder miles de veces la misma pregunta: «Y luego, ¿ayudaste a la niña?». Víctima del remordimiento por no haber hecho nada por salvar a la criatura, el fotógrafo se suicidó con dióxido de carbono  en el interior de su automóvil el 27 de julio de 1994, cuatro meses después de recibir el premio Pulitzer de fotografía en la Universidad de Columbia. «Es la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Aún estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña», había  dicho Carter frente al acecho de la culpa, que, paciente y vengativa, esperó el  instante justo para desplegar sus alas y  abalanzarse sobre él. Pero Carter no pudo tomar esa otra foto. A la niña, si en definitiva falleció -que es lo más probable-, la mataron ambos: el buitre, urgido de saciar su hambre;  y Carter, quien buscaba con la imagen fortuna y prestigio, otro tipo de apetito. La foto, comentó un diario de la época, «es un estremecimiento fugaz que muchos aún perciben como una especie de agresión a una parte íntima de su sensibilidad».

EL  HOMBRE  Y  LOS  TANQUES
El Hombre del Tanque es el apodo que se le endilgó a un ciudadano chino anónimo, proyectado a la fama el dia en que fue fotografiado de pie, con una chaqueta y una bolsa en las manos, encarado a una  fila de  tanques durante un violento incidente con manifestantes en  la céntrica Plaza de Tiananmen,  en la  capital china. El hombre permaneció solo y de pie mientras los tanques se le aproximaban a baja velocidad. El  carro de combate que encabezaba la columna intentó esquivarlo, pero el joven se interpuso una y otra vez en su ruta. Finalmente, los tanques se detuvieron. El individuo se trepó entonces sobre el vehículo y conversó brevemente con el conductor. Luego se bajó y se perdió entre la multitud. La imagen fue tomada el 5 de junio de 1989 desde uno de los balcones del Hotel Beijing, próximo al lugar, por tres fotógrafos: los estadounidenses Jeff Widener, de la agencia Associated Press (AP), y Charlie Cole, de la revista Newsweek; y el británico Stuart Franklin, de la revista Time. La fotografía de Widener es la más elogiada de todas. La consiguió con una cámara Nikon y una lente de 300 milímetros desde un balcón, a unos 200 metros de distancia. Solo disparó tres veces porque tuvo dificultades con la velocidad de obturación y la sensibilidad de la película. Por eso él considera casi un milagro que se vea nítida. La transmitió esa misma noche a la agencia central. A la mañana siguiente apareció publicada en centenares de periódicos y revistas del planeta así como en los titulares de los principales noticiarios. En abril de 1998, la revista estadounidense Time incluyó al Hombre del Tanque en su lista de las cien personas más influyentes del siglo XX. Fue, además, la foto ganadora del World Press Photo de 1989.

FLORES  CONTRA  FUSILES
Esta singular imagen la captó el lente del fotógrafo norteamericano Bernie Boston el día 21 de octubre de 1967 durante  una manifestación pacífica frente al Departamento de Defensa, en Washington, contra la guerra de Vietnam. Tiene un plano ligeramente picado, pues Boston la tomó desde lo alto de un muro, en la entrada del Pentágono. Lo fotografía muestra a varios miembros de la Guardia Nacional encañonando y rodeando a unos manifestantes. La composición -según los especialistas- descolla por su gran capacidad de sugerencia, pues la policía casi monopoliza la imagen, mientras que los manifestantes quedan relegados -asi avasallados- en uno de los laterales. La zona central la ocupa un joven que, con pasmosa serenidad, introduce flores en los cañones de los fusiles, mientras uno de los policías toma con su mano derecha la que le han puesto al suyo, quizás para quitarla. Lo importante de la imagen es el gesto en sí, incluso más que sus protagonistas, cuyos rostros apenas se pueden  distinguir, ya sea por la perspectiva o por los casos que cubren sus cabezas. A partir de esta foto, el  «flower power» se elevó a icono de la cultura contemporánea. Muchos aseguran que esta imagen  hizo un aporte mayor al fin de la guerra que cientos de manifestaciones. Bernie Boston  trabajó para medios como Dayton Daily News, Washington Star y Los Angeles Times. Falleció el 24 de enero de 2008 a los 74 años. «Sabía que tenía una buena foto», dijo cuando la tomó para el Washington Star. Sin embargo, sus editores no imaginaron en ese momento la trascendencia que tendría la imagen, y la colocaron en lo profundo de una sección interior del periódico.

ARROZ  SIN  JUSTICIA
Otra vez el sufrido y olvidado Sudán deviene locación para que la  cámara fotográfica se dé gusto retratando el dolor y la injusticia de este mundo. La guerra civil de 1998 provocó en esa nación africana  una hambruna tal que se llevó a la tumba a casi 100 mil personas. En el campamento de refugiados de Ajiep, más de un centenar llegaron a morir cada día mientras aguardaban pacientemente por una magra ración de arroz para entretener el estómago. A duras penas, y despues de vencer múltiples obstáculos entre tanta miseria, abandono y muerte, la comunidad  internacional consiguió hacer llegar suministros y víveres al país. El fotógrafo inglés Tom Stoddart acompañó a una comitiva de Médicos sin Fronteras hasta el citado campamento humanitario. Allí, en una de las interminables filas para recibir alimentos, captó la dramática imagen de un niño lisiado mirando desconsoladamente a un adulto que lleva una bolsa de cereales en su mano izquierda. La fotografía no cuenta que, cinco segundos antes, ese mismo adulto arrancó la bolsa de las manos del  infeliz minusválido sin que nadie moviera un dedo para evitar tamaño atropello. El fotógrafo fue acusado de pasividad. Stoddart es uno de los grandes del reportaje fotográfico contemporáneo. Ha cubierto acontecimientos históricos, como el sitio de Sarajevo, la caída del muro de Berlin y  las guerras de Iraq y El Libano, entre otros.

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sábado, 30 de octubre de 2010

Del ayer tunero

La revista Tunas de Ayer y de Hoy fue una edición especial que sacó a la luz en 1951 el periódico local Razón. Los ejemplares que han llegado hasta  hoy se conservan como auténticas reliquias en los archivos de sus dueños, quienes suelen utilizarlos con frecuencia como fuente de consulta. La publicación inserta en sus más de 140 páginas en blanco y negro interesantes estadísticas, material fotográfico y  temas variados acerca de la historia del antiguo municipio de Victoria de Las Tunas, cuya capital, por cierto, fue declarada ciudad en 1853.
Dice, entre otras cosas, que en el año 1943 el término municipal tenía contabilizados en sus registros 91 mil 292 habitantes, con una densidad de población de 22,82 por cada por kilómetro cuadrado.
Con su área de 4 mil 001 Km2, era el municipio de mayor superficie de la provincia de Oriente y el cuarto en el contexto nacional, solo superado por Camaguey, Morón y Aguada de Pasajeros.
La ciudad capital contaba por entonces, sin incluir su zona suburbana, con 12 mil 300 habitantes y 2 mil 711 familias, con una media de 4,70 miembros cada una. En sus predios residían  236 españoles, un alemán, cuatro ingleses,dos franceses, 38 súbditos de otros países europeos, siete norteamericanos, 94 latinoamericanos, 63 chinos y 31 súbditos de otros países asiáticos.
Esta fotografía corresponde a un festejo en el centro histórico de la ciudad, allá por los años 50 del siglo pasado

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lunes, 18 de octubre de 2010

El indio sin cabeza y el caballo blanco

A pesar de que ya apenas se le menciona en las tertulias de barrio, los tuneros  de más de 60 años de edad recuerdan todavía, con una pizca de respeto y otra de burla, la antigua leyenda local del indio sin cabeza y su inseparable caballo blanco. ¡Cuántas tragedias se asociaron durante décadas con aquel tenebroso jinete y su nívea cabalgadura!
La memoria popular fija la génesis del mito en 1617 y le establece nexos con un idilio amoroso entre un joven aborigen de la zona y la hija de un conquistador español. Una madrugada, este descubre el oculto romance y, en venganza por semejante «afrenta», ordena a sus sicarios decapitar cuanto antes al joven indígena. 
Los matones cumplieron la encomienda: el nativo fue pasado a cuchillo y su cabeza separada del cuerpo de un violento tajo. Sin embargo, y por razones que ni siquiera la leyenda esclarece, no pudieron presentarle a su jefe la testa del sujeto asesinado. El cadáver se esfumó como por obra de un milagro. 
Se suele contar que desde entonces se vio correr a todo galope por las sabanas de la otrora  comarca de Cueybá a un indio decapitado que clamaba justicia a lomo de un espléndido caballo blanco. Desde esa fecha, cada «aparición» del extravagante fantasma se relacionó con cuanto drama individual o colectivo aconteció en el territorio. «Yo sentí los cascos anoche y mira...», decían los trasnochados ante cualquier tragedia. 
Una de ellas fue el dramático accidente ferroviario que vistió de luto a la ciudad de Victoria de Las Tunas en 1945, con saldo de 25 personas fallecidas y numerosas lesionadas. Otra, la célebre granizada de 1963 y su secuela de casas destruidas y postes derribados. En ambas, muchos lugareños «aseguraron» haber sentido vagar por las calles la víspera al siniestro indio sin cabeza y a su no menos lúgubre caballo blanco. 
Todo se lo achacaban: un crimen pasional... ¡el indio y el caballo blanco! Una riña tumultuaria... ¡el indio y caballo blanco! Un choque entre automóviles... ¡el indio y el caballo blanco! Cualquier sonido de cascos nocturnos desbocaba el pánico. Se decía que quien viera aquella suerte de centauro tenía los días contados. De ahí el «me lo dijeron, yo no lo vi». 
Con el tiempo, la leyenda fue perdiendo terreno hasta quedar sepultada en el olvido. Las nuevas generaciones jamás han escuchado hablar de ella. Hoy solo forma parte del folclor local y de la inspiración de sus artistas. Lo confirma la obra en metal que engalanó hasta hace poco un ángulo del Hotel Las Tunas, y que lleva la firma del escultor Rogelio Ricardo.
El nivel cultural alcanzado por los cubanos hizo posible que creencias como la del indio sin cabeza y su blanca cabalgadura ya no atemoricen a nadie por acá. Un poeta  tunero, permeado del significado de la leyenda, la interpretó y se inspiró en ella de esta lírica y hermosa manera: / Y así la imaginación / es fuente de poesía / en esa superstición. / Belleza en la fantasía / belleza en la realidad... / si es ficción o si es verdad / ¿nos importa todavía? /

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viernes, 8 de octubre de 2010

Mosaico tunero

 PRIMERA REINA DEL CARNAVAL
A pesar de que las fiestas populares tienen antiquísima data en el territorio de Las Tunas -las antiguas verbenas lo confirman-, lo que hoy conocemos por carnavales comenzaron a celebrarse por estos predios en 1952. La primera tunera es ser proclamada Reina del Carnaval fue Bertha Maestre de la Cruz (Berthica), por entonces una agraciada joven de 25 años, profesora de guitarra, piano y mecanografía por más señas. Pero el hecho, al contrario de lo que muchas personas creen, no se produjo en 1952, sino en 1954. Según Berthica, quien reside todavía en la casona familiar donde nació hace 80 primaveras, la citada elección no le decidió un jurado, sino el voto popular, a partir de las propuestas de candidatas de las diferentes sociedades de la localidad. Ella ganó por amplia mayoría. Cuando aquello se elegían una Reina del Carnaval y cuatro Damas. En la foto aparece Polito Chacón, alcalde de la ciudad por sustitución (estaba ausente Ernesto Payés, el titular), colocándole a Berthica la corona de Reina del Carnaval. La imagen fue tomada en el escenario de la coronación, situado por la zona de la cafetería Reymar, donde  funcionaba un establecimiento regenteado por chinos. Luego la carroza, con sus inquilinas a bordo, realizó un paseo de ida y regreso por toda la Avenida Vicente García. 

LA  TERMINAL  DE  TRENES
La terminal de ferrocarril de la ciudad  cubana de Victoria de Las Tunas no fue siempre como es ahora. El edificio central era, allá por los inicios del siglo pasado, de paredes de madera y cubierta de zinc. No fue hasta 1927 cuando se levantó de mampostería y tejas francesas, estructura que todavía conserva (foto de 1952). Cerca de allí, en su extremo oeste, existían a la sazón unos enormes corrales, donde los ganaderos de la zona concentraban sus rebaños de reses para embarcarlos luego en los trenes hacia diferentes territorios del país  donde serían vendidos. Durante muchos años los tuneros llamaron a esa parte de la ciudad El Paradero. La historia del camino de hierro en esta comarca tuvo su momento fundacional en 1901, cuando terminó de construirse la línea que daría paso al ferrocarril central. El rico terrateniente Don Claudio Aguilar compró en mil pesos la franja de terreno por donde tomaría la ruta. Aproximadamente un año después, al anochecer del 15 de noviembre de 1902, partió de la estación habanera de Villa Nueva con destino a Santiago de Cuba el primer tren comercial que cubrió ese itinerario. Casi 24 horas más tarde, los tuneros lo pudieron contemplar con sus propios ojos. Sin dudas, fue todo un suceso para la época.

MONUMENTO A VICENTE GARCÍA
Según los libros de actas del Ayuntamiento de Victoria de Las Tunas, la historia de la estatua de mármol de Carrara que honra al Mayor General Vicente García en el parque que lleva su nombre comienza el 6 de abril de 1911, cuando el concejal Gaspar Cruz solicita a sus colegas brindarle todo el apoyo posible a una comisión encargada de recudar fondos para  materializar la iniciativa. En la reunión, además, se acuerda enrolar en la financiación a todos los ayuntamientos cubanos, por lo cual se les cursa una petición para que contribuyan con pequeñas cantidades de dinero. Finalmente, la estatua fue inaugurada el 10 de octubre de 1915 con un acto  donde usó de la palabra el doctor Alfredo Zayas, quien años después sería Presidente de la República. El costo de las actividades ascendió a 285 pesos. La foto que acompaña esta nota data de esa fecha, y en ella se aprecia -aunque no con la suficiente claridad- la escultura de marras con una tela por encima, indicio de que aún no había sido develada. El 25 de agosto del propio 1915, antes de su inauguración, el Ayuntamiento decidió que la estatua que inmortaliza al León de Santa Rita se situara de modo que su frente diera a la calle Vicente García, con la iglesia de perfil.

ACCIDENTE FERROVIARIO 1945
El 14 de julio de 1945, pasado el mediodía,  la ciudad  cubana de Victoria de las Tunas fue sacudida por una terrible noticia: un tren de pasajeros, procedente de La Habana y con destino a Santiago de Cuba, se accidentó en las proximidades del aserrío Hermanos Lima, a menos de un kilómetro de la estación ferroviaria local, con dramático saldo de 28 muertos y 25 heridos. Según atestiguan los periódicos de la época, las causas del siniestro estuvieron relacionadas con el descarrilamiento de la locomotora de vapor  y su posterior impacto contra un chucho ferroviario. Ambas contingencias provocaron un verdadero caos entre los coches de pasajeros y de carga, que, al colisionar violentamente entre sí, terminaron convertidos en amasijos de hierro. Hubo que recurrir a los métodos más inverosímiles para poder sacar a los sobrevivientes de su interior. El pueblo tunero, avisado por las sirenas de alarma, acudió al lugar de la tragedia para cooperar en todo lo que fuera posible. La historia de Las Tunas no recoge en sus anales un accidente de tan dramáticas consecuencias.

LA COMADRONA DE LA CIUDAD 
Entre las mujeres que dejaron una impronta eterna e inolvidable en la ciudad de Victoria de las Tunas figura Umbelina Fontaine, una comadrona que, durante más de 40 años, ayudó a venir al mundo a cientos de niños tuneros. No pocas personalidades del territorio fueron recibidas al nacer por las manos venerables de aquella morena humilde, sobrina de Eduardo Vidal Fontaine (Lalo), comandante del Ejército Libertador y primer alcalde la Victoria de las Tunas. Por su pericia como partera, a Umbelina la buscaban desde cualquier parte y a cualquier hora en los más disímiles medios de transporte: a caballo, en carretones, en bicicletas, a pie... La gente daba por hecho que ella, persona noble y humanitaria, jamás diría que no. A pesar de ser una comadrona empírica, trabajó siempre con una mesa obstétrica portátil y con instrumental esterilizado. Nunca lamentó la muerte de un vejigo. Se jubiló después del triunfo de la Revolución, luego de haber trabajado en varias clínicas de la ciudad., como la del doctor Plasencia. Umbelina falleció hace algunos años en su entrañable Cantarrana, el barrio donde vivió buena parte de su vida, rodeada del cariño de amigos, familiares y vecinos.

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domingo, 3 de octubre de 2010

Collage de Puerto Padre

MELLIZOS INOLVIDABLES
Jacobo e Isaac fueron unos mellizos muy populares y queridos en Puerto Padre, la bella y culta ciudad de la costa norte de Las Tunas, Cuba. Ambos tenían retraso mental y eran tan idénticos que cierta vez, cuando uno de ellos estuvo encerrado en un calabozo por cometer no sé qué travesura carente de connotación, su hermano lo reemplazaba todos los días en el horario de las visitas para que el recluido saliera un rato a estirar las piernas y a respirar aire fresco por las inmediaciones. Fueron descubiertos por el oficial de guardia, y, para acabar definitivamente el juego, el jefe de la Policía Municipal mandó a pelar al rape al cautivo y así diferenciarlo del otro. Según Ernesto Carralero, historiador de la Villa Azul de Cuba, ambos eran hijos primogénitos de los emigrantes jamaicanos Teofilo Farista Forester e Isabel Campbell y solían merodear desde bien temprano en la mañana por el parquecito de la iglesia y por las cafeterías del centro de la ciudad. Se ganaban el pan diario haciendo mandados, limpiando patios y en otros menesteres similares. Negros retintos, frecuentemente eran objetos de burlas racistas. Como cuando los treparon sobre el capó de un carro y los llevaron encadenados y en taparrabos a unos carnavales en la vecina ciudad de Holguín para que la gente de allí se divirtiera en grande y los humillara a su antojo. Jacobo murió de insuficiencia cardíaca en Puerto Padre el 21 de diciembre de 1975; Isaac, de diabetes mellitus el 3 de abril de 1976 en la propia ciudad. En el estudio fotográfico Casals, de la propia ciudad de Puerto Padre, los invitaron una vez y les hicieron esta singular foto.

ORQUESTA «LOS PERVERSOS» 
La ciudad de Puerto Padre vio nacer en 1929 un septeto musical llamado «Los muchachos de Pablo León» que, según los investigadores del tema, surgió con intenciones comerciales para fomentar el baile en parejas. El «piquete», cuyo nombre fue una muestra de gratitud al hacendado local que patrocinó su integración, pasó a llamarse «Los Perversos» en 1933. Acerca del origen de tan extraña denominación existe más de una versión. La más aceptada se refiere a una caminata que tuvieron que hacer sus músicos -con sus instrumentos al hombro- cuando el transporte en el que viajaban se averió cerca del poblado de Maniabón. «Somos unos perversos», dicen que se lamentó uno de ellos, exhausto por el esfuerzo. El nombre se mantuvo inalterable cuando, en 1939, el insigne maestro Luis Ignacio Díaz fundó la orquesta que hizo época por la profesionalidad de sus miembros y la variedad de su repertorio. «Los Perversos» se hicieron populares en buena parte de la antigua provincia de Oriente. Se desplazaban de una ciudad a otra a bordo de un pisicorre (foto). A inicios de los años 60 de la pasada centuria la agrupación fue rebautizada con el nombre de «Embajadores del Ritmo». De su nómina formaron parte en diferentes etapas, entre otros excelentes músicos locales, el director, compositor y arreglista Emiliano Salvador (padre), el guitarrista Gerardo Corredera y el prestigioso trombonista Juan Pablo Torres.

LA ESTATUA DE MÁXIMO GÓMEZ 
La estatua de Máximo Gómez en Puerto Padre, emplazada en la intersección de la Avenida Libertad con la calle Simón Bolívar, fue inaugurada el 25 de diciembre de 1959 y lleva la rúbrica autoral del escultor santiaguero Mario Perdiguero. Se concibió a instancias de Santiago Marrero Giraldo, un mambí que fue escolta del dominicano ilustre en 1895 y que aportó fondos de su propia pensión como veterano del Ejército Libertador para su ejecución. El pueblo portopadrense contribuyó también con muchos donativos, tanto en bronce para fundirla como en dinero contante y sonante. La estatua (foto) tomó forma en los talleres del Ministerio de Obras Públicas, en La Habana. Presenta al Generalísimo de pie y leyendo un libro. A su derecha, apoyado en un tronco, aparece su machete de combate. La obra se yergue sobre un pedestal enchapado en mármol, en cuyos lados y frente hay inscripciones dirigidas a los cubanos para su vida en libertad. La construcción y ubicación de la estatua se prolongó por una década. Fue derribada por las ráfagas del huracán Ike, en el mes de septiembre de 2008. Inmediatamente se le restituyó a su emplazamiento original.

EL BOMBÍN DE BARRETO 
 El puertopadrense Enrique Peña (1881-1924) tiene bien ganado un sitio relevante en el pentagrama de la música cubana. Nació en la calle Rabí, esquina a Jicarita (hoy calle Donato Mármol), en la bien llamada Villa Azul de Cuba. Era un niño todavía cuando se alzó en la manigua en 1895 como corneta a las órdenes del Mayor General Calixto García, uno de los oficiales emblemáticos del Ejército Libertador. En 1902, ya licenciado como insurrecto, se estableció en La Habana, donde fundó -junto con otros destacados músicos- una orquesta típica (foto) que alcanzó extraordinaria popularidad entre los amantes del danzón, el baile nacional de Cuba y con la cual grabó varias placas para el sello discográfico Columbia. Enrique Peña fue un artífice del cornetín y el clarinete, además de un excelente compositor. En 1910 visitó con su orquesta su ciudad natal, Puerto Padre. Antes de la primera presentación pública, los músicos de la orquesta decidieron tomarse una jornada de asueto y marcharon de romería por la zona costera de La Morena. Antes de emprender el corto viaje, casi todos compraron sombreros para protegerse del sol. Todos menos el violinista Julián Barreto, quien, al no encontrar ninguno a su medida, tuvo que recurrir a su bombín de etiqueta. Allí mismo nació, compuesto por el clarinetista José Urfé, el famoso danzón El bombín de Barreto, que transformó y fijó la estructura del género y le ha dado la vuelta al mundo.

MONUMENTO A LA LIBERTAD 
El 16 de octubre de 1904, la bella ciudad de Puerto Padre fue la primera en toda la antigua provincia cubana de  Oriente en erigir una escultura en homenaje a la emancipación de Cuba: la Estatua de la Libertad, ubicada en el Parque de la Independencia, casi a la orilla del mar, donde comienza el paseo. La obra fue esculpida en mármol blanco de Carrara y su autoría corresponde al artista cubano José Villalta Saavedra, quien, a petición del Ayuntamiento local y financiado con el presupuesto de la propia institución gubernamental, viajó a Italia para materializar allí el proyecto patriótico-artístico. La estatua -de unos seis metros de alto a partir del suelo- tiene una base octagonal de mampostería de 85 centímetros de alto y siete metros de diámetro que sostiene un pedestal en forma de cubo de 2,60 metros de alto por 1,37 de ancho. Representa la figura de una mujer de pie -alegoría de la libertad- envuelta en un manto blanco y tocada con un gorro frigio. Su brazo derecho descansa sobre un escudo oval y el izquierdo se levanta con una rama de laurel en la mano., representativa de la gloria.Al frente del pedestal se encuentra el texto siguiente: «Mayo 20 de 1902. El pueblo de Puerto Padre erigió este monumento en conmemoración del advenimiento de la República y para glorificar la memoria de los mártires de la redención cubana». El acto inaugural fue presidido por el alcalde municipal, Enrique Rosende Parodi.

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jueves, 9 de septiembre de 2010

Dulce historia

En 1911, un joven arquitecto español nombrado Eduardo Diez de Ulzurrún, Marqués de San Miguel de Aguayo, desembarcó por la zona de Sabanalamar, un playazo de la bahía de Manatí, en la actual provincia  cubana de Las Tunas. Venía con el propósito de comprar a bajo precio las mejores tierras de la región para construir en el menor tiempo posible un ingenio azucarero con sus correspondientes plantaciones de caña de azúcar.
Una vez inspeccionada a fondo la comarca, con el consabido asesoramiento especializado, el lugar escogido por el recién llegado fue la finca Minas Blancas. Pronto aquel paraje casi virgen comenzó a estremecerse con el ruido de las máquinas que demostaban maleza y levantaban  vigas con mano de obra no solo criolla, sino también caribeña y española.
El emprendor hombre de negocios -quien fue, por cierto, el primer administrador de la factoría- tuvo en cuenta  para su elección las excelentes características del territorio y la proximidad de una bahía de 32 pies de calado. Esto último propiciaría no solo la entrada de buques de gran porte con materiales para la construcción sino que, una vez finalizadas las obras, devendría la vía principal para comercializar el azúcar producida.
El ingenio -al que bautizaron con el nombre de Manatí, por la abundancia de ese mamífero acuático en la zona- comenzó a construirse en 1912, y tuvo su primera zafra dos años después. En  esa contienda inaugural molió 15 millones 84 mil 788 arrobas de caña y produjo 134 mil 757 sacos de azúcar de 320 libras cada uno. El rendimiento industrial fue de 11,55 toneladas del producto por cada centenar de toneladas de materia prima procesada. Por entonces, Manatí disponía de un solo tándem tipo Fulton.
El récord productivo del central azucarero -que comenzó a llamarse Argelia Libre desde el 17 de febrero de 1961 hasta su desaparición a inicios de la pasada década- se remonta al año 1952, cuando pasaron por sus basculadores 120 millones de arrobas de la dulce gramínea -por coincidencia en 120 días de zafra-, suficientes para producir un millón 43 mil 785 sacos de azúcar de 325 libras per cápita, marca jamás igualada ni mucho menos superada en ninguna otra campaña azucarera.
En la foto que ilustra esta reseña aparece un grupo de trabajadores del ingenio Manatí junto al saco número UN MILLÓN de aquella zafra. Fue paseado por todo el batey a bordo de un transporte tipo comando.

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viernes, 27 de agosto de 2010

Los barrios tuneros y sus nombres

La mayoría de los tuneros de pura cepa presume de conocer como la palma de su mano la geografía de la ciudad que cumplirá pronto 214 años de fundada. Para muchos no existe aquí vericueto ni callejuela que no sean capaces de localizar -es un decir- incluso con los ojos cerrados. Pero, ¿dirían lo mismo acerca del origen de los nombres de algunos de sus repartos y barrios?
Comenzaré con un caso simpático. Allá por los años 60 del siglo pasado comenzó a poblarse a velocidad de vértigo una barriada conocida aquí por Propulsión. Era tal la rapidez de los vecinos para construir allí sus viviendas que uno de ellos -maravillado- exclamó una mañana a viva voz: “Ñoooo, caballeros, esto va más rápido que un propulsión a chorro”. La referencia se basaba en que por entonces la Revolución defendía su cielo con ese tipo de aeronaves supersónicas. A partir de ese momento la gente comenzó a llamar al barrio así: Propulsión. Y con Propulsión se quedó.
Otro nombrecito de anjá es Cantarrana. Dicen sus pobladores más antiguos que el apelativo data de cuando se estaban edificando por la zona las casas fundacionales. Las lluvias solían anegar los huecos de las cimentaciones, con el consabido beneplácito de las ranas, que encontraron en la contingencia un verdadero paraíso. El croar de los batracios llegó a ser tan recurrente que el sector terminó llamándose Cantarrana.
Un bloque urbano cuyo mote suele desconcertar a los visitantes es el conocido por Las 40. ¿Por qué lo identifican así? Realmente, el nombre oficial del reparto es Fernando Betancourt, en honor a un mártir local que murió en Guantánamo mientras cumplía con su deber. Surgió luego del paso por aquí del ciclón Flora, en 1963, cuando construyeron en la zona 40 viviendas para los damnificados. La población se dio entonces en nombrarlo Las 40. Con el tiempo el reparto desbordó sus límites para formar en su parte norte la llamada Comunidad Militar “2 de Noviembre”, a la que casi nadie conoce por esas generales, sino por Reparto Militar.
¿Y qué me dicen del conocido barrio Marabú? Otrora su gente gozó de la poca edificante fama de camorrista y conflictiva Esa imagen cambió después de 1959. Pero su nombre oficial  -reparto Santo Domingo- no ha conseguido todavía imponerse. Según los investigadores del tema, el reparto está asentado en lo que fue en otra época una finca propiedad de Rafael Suárez Cruz. A solicitud de este señor, en 1915 la demarcación resultó aprobada por el Ayuntamiento Municipal con el nombre de Santo Domingo. Como por entonces casi toda su parte norte estaba plagada de marabú, muchas personas se acostumbraron a llamarlo así, Marabú.
En la ciudad abundan también los asentamientos con denominaciones concebidas a partir de los nombres o los apellidos de sus propietarios originales. El reparto Santos, por ejemplo, se localiza en una zona que perteneció al señor José Santos Vargas, quien parceló y vendió el terreno donde más tarde se construyeron casas de viviendas. A partir de 1959, se le cambió el nombre por el de Israel Santos, un hijo del antiguo dueño caído en combate a las órdenes del Che durante la toma de Santa Clara en diciembre de 1958. Cuando se accede a este asentamiento desde la zona del ferrocarril por la avenida Camilo Cienfuegos, las primeras manzanas son conocidas con el apelativo de Bonachea, apellido de la familia que fundó allí un conocido servicentro que todavía presta servicios.
Existe otro reparto que sigue esa línea onomástica. Se trata del Aurora, cuyas áreas pertenecieron en los años 50 del siglo pasado a la señora Aurora Pérez. Se localiza con rumbo noreste, a partir del ángulo formado por las calles General Menocal y Francisco Varona. Curiosamente, el Aurora incluye a otro reparto con linaje propio. Me refiero a dos manzanas a las que la gente identifica como Reparto Médico, una pequeña comunidad residencial construida por trabajadores de la salud en los tiempos de la inauguración del hospital Guevara, en el año 1980.
Por el apellido de su antiguo dueño se conoce también el reparto Sosa, próximo a la terminal ferroviaria, que se levantó inicialmente en predios de una finca propiedad de Bautista Sosa. Y a propósito, durante la última etapa de la lucha revolucionaria cayó en combate Carlos Sosa Ballester, nieto de Bautista. En su memoria una calle del reparto fue bautizada con su nombre. Al Sosa pertenece además el barrio llamado La Canoa. Sus vecinos originales dicen a quien quiera oírlos que recibió tal bautismo porque cuando llovía la zona parecía una canoa rodeada de agua por todas partes.
El reparto Pena tiene su historia. Pertenecía en un inicio a la señora Esperanza León, casada a la sazón con Generoso Pena, conocido fotógrafo de la ciudad. El reparto Velázquez, por su parte, surgió de una propiedad cuyo dueño era José Velázquez. Al aprobarse su existencia por el ayuntamiento en 1950,  cedió una manzana para construir un estadio que se llamó Estadio Municipal Velázquez. Luego del triunfo de la Revolución, en enero de 1959, adoptó el nombre de estadio Julio Antonio Mella.
Algunas personas suelen referirse a dos sectores del centro histórico de la ciudad con los nombres de reparto Primero y reparto Segundo. Pero, ¿son realmente correctas estas denominaciones? Según los investigadores, en 1951 el término municipal de Victoria de Las Tunas constaba de 16 barrios. Dos de ellos estaban asentados en su zona urbana, y eran los llamados Primero y Segundo. Solo que esta clasificación se concibió exclusivamente con fines electorales. A pesar de eso, no son pocos los que persisten en denominarlos todavía así: Primero y Segundo.
Podría hablar de otros barrios y  repartos que le ponen calor y color a la onomástica de nuestra ciudad, como son Casa Piedra, Aguilera, Buena Vista, La Loma, La Victoria, Aeropuerto, Polvacera..., pero la muestra es suficiente. Todos conforman el terruño donde vivimos, y reflejan también, como legítima patria chica, la identidad de sus hijos.

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sábado, 21 de agosto de 2010

Historias callejeras

La mayoría de los seres humanos venimos al mundo con nombres preelegidos por nuestros parientes cercanos. Luego, con mejor o peor fortuna, los llevamos a cuestas durante toda la vida. Algunos tal vez resulten fonéticamente horribles o caligráficamente complejos. Sin embargo, solo en raras ocasiones los inconformes deciden cambiárselos por otros más a tono con sus preferencias. 
No ocurre igual con las denominaciones de las calles. Una avenida pudo tener ayer una identidad, ostentar hoy otra diferente y mostrar mañana una tercera. Estos cambalaches nominales dependen de disímiles factores, entre ellos la voluntad expresa de quienes ostentan la prerrogativa de la decisión. 
Hace poco más de 150 años, la otrora Victoria de las Tunas fue declarada Ciudad por las autoridades coloniales españolas. En 1868, cuando estalló en la antigua provincia de Oriente la Guerra Grande, la villa contaba con 15 vías urbanizadas. Ninguna conserva en la actualidad su nombre original. 
La arteria tunera más populosa es la avenida Mayor General Vicente García. Su nombre original (1868) fue Isabel Segunda, reina de España entre los años 1833 y 1886. Casi 20 almanaques después, su rótulo se cambió por calle Campoamor, apellido de un célebre poeta peninsular.
Hasta inicios del siglo XX, resultó común que la gente de campo recorriera a caballo esta popular calle. Se conservan aún varias argollas empotradas en los contenes, donde sus dueños amarraban las bridas de los nobles brutos.
La calle Lucas Ortiz corre también por las proximidades del corazón de la capital tunera. Sin embargo, no fue ese su primer apelativo, sino Príncipe, vaya usted a saber en honor a qué Alteza Real de la metrópoli.
En 1869 se le comenzó a llamar Bombero, para dignificar a ese gremio. En 1884 sufrió otro cambio: Moratín, notable escritor madrileño. En 1905 los adulones le endosaron Becerra, apellido de un conquistador. Desde 1931 se le llama Lucas Ortiz, ilustre capitán del Ejército Libertador.
Un caso singular es el de la calle Colón, que también serpentea por el ecuador histórico tunero. En 1868 la bautizaron como avenida de Los Pinos, quizás por la profusión de esos árboles a lo largo de su recorrido. Lo curioso es que esta calle ostenta hoy varios nombres en su trayecto.
Se llama así, Colón, desde su origen en la zona de La Martilla hasta la calle Francisco Varona. De ahí a la calle Gonzalo de Quesada se llama Ángel Guardia, mambí caído en la toma de Las Tunas de 1897. Desde Ángel Guardia hasta el ferrocarril, es avenida Frank País. Y hasta la salida hacia Puerto Padre, todos la conocen por avenida Camilo Cienfuegos
La ciudad de Las Tunas tiene otro caso singular: una cuadra con nombres diferentes en cada acera. Está en la Placita de los Recuerdos, en el reparto México. Allí convergen en cuchilla las calles Joaquín de Agüero y Nicolás Heredia. Ambas siguen la misma ruta con igual identidad hasta la Feria, donde terminan. Lo curioso  de esto es que los vecinos que la habitan viven en la misma cuadra, pero no en la misma calle. 
La calle Martí cuenta también con su historia. Al inaugurarse en 1868, las autoridades le pusieron por rótulo calle Carlos Conus, nombre de un capitán español que apresó al patriota camagüeyano Joaquín de Agüero, quien en 1851 intentó sin éxito tomar Las Tunas. En 1905, pasó a denominarse calle República, que era la condición de Cuba desde 1902. 
Otra calle tunera, la Lico Cruz, se llamó en 1868 Maria Luisa, en honor a la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón, hija de los reyes Fernando VII y María Cristina, soberanos españoles del siglo XIX. En 1884, los colonialistas decidieron que esta calle Maria Luisa se llamara calle Pelayo, alegoría a un antiguo obispo de la asturiana ciudad de Oviedo. 
En 1905, ya en tiempos republicanos, se le bautizó como calle Manuel Cruz, comandante mambí caído en combate el 6 de mayo de 1871. Desde  1931 esta vía se llama calle Lico Cruz, otro ilustre insurrecto local. 
A ciertas calles tuneras las autoridades coloniales de la época les impusieron títulos de ingrata recordación, como Leopoldo O´Donell, nombre con el que fue agraviada  en 1868  y hasta años después la actual calle Julián Santana (nombre de un glorioso general mambí de origen canario). 
Este Leopoldo O´Donell fue un alto oficial del Ejército Español, además de Gobernador General de la isla entre 1843 y 1848. En su tristemente célebre mandato fusilaron al poeta Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido). Hizo famosa una frase, adoptada luego por los mayorales en las plantaciones cañeras esclavas: «con sangre se hace azúcar». 
La calle Joaquín de Agüero responde por ese nombre desde 1905. Antes, en 1868, se le conocía por Piquero, reminiscencia del antiguo soldado cuyo única arma en las batallas era una lanza o pica. En 1884 recibió el patronímico de calle León XIII, Papa desde 1878 hasta 1903. 
Otra conocida calle exhibió proclividad por nombres de notables de las letras. Como la Nicolás Heredia, que perpetúa a un novelista cubano del siglo XIX. En 1884 esta vía se llamó Cervantes, apellido del más grande escritor en lengua hispana: don Miguel de Cervantes
Además de las ya mencionadas Julián Santana, Vicente García, Lico Cruz, Lucas Ortiz y Francisco Varona, otras vías tuneras llevan nombres de grandes patriotas locales de nuestras luchas  independentistas decimonónicas. Son las calles Ramón Ortuño y Francisco Vega, ambos generales del Ejército Libertador. La calle Lorenzo Ortiz inmortaliza a otro mambí de menor rango militar, pero igualmente glorioso. 
Con nombres de la última etapa de la lucha revolucionaria existen en Las Tunas las calles Carlos Sosa Ballester, Pelayo Paneque, Aquiles Espinosa, Waldemar Membrado y Calixto Sarduy, entre muchos otros. Hay algunas que inmortalizan a héroes nacionales, como las calles Máximo Gómez, José Martí Antonio Maceo, algo frecuente en casi toda la isla. 
A lo largo de la historia, ciertas calles tuneras ostentaron  por un tiempo denominaciones a las cuales no se les ha encontrado completo sentido: Rastro, Límites y Suburbios. Raros, ¿verdad? 
Otro nombre nada convencional lo lució la actual  calle 24 de Febrero, que en 1868 se llamó Campana. La que hoy conocemos por calle Maceo, fue la calle Canoa desde 1868 hasta 1884. Y la conocida calle Nicolás Heredia era en 1869 la calle Cruz Verde
Las calles son más que corredores para transitar a pie, sobre ruedas o por cualquier otro medio los asentamientos poblacionales. Ellas integran la vida orgánica de las ciudades. Son sus arterias, sus neuronas y sus tejidos. Conocerlas es acceder a una zona importante de nuestra historia.

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