Contemplar fotos viejas constituye un deleite que muy escasas personas en el planeta son capaces de negarse. A bordo de esas cartulinas amarillentas y borrosas viajamos al pasado desde el presente y descubrimos sutilezas que la oralidad no es capaz de transmitirnos. Ocurre que la fotografía -para fortuna nuestra- «congela» el tiempo como mismo hace una nevera con los alimentos. Recuerdo que mi entrañable madre guardaba como reliquias alcanforadas una pequeño neceser repleto de fotos de la época de Maricastaña, como denomina el aforismo a lo que comulga con las polillas. Periódicamente las revisaba, y, cada vez que eso ocurría, me parecía descubrir en sus ojos un asomo de nostalgia. Las fotos que les propongo aquí, en la galería de la derecha, son del período en que se comenzó a construir el ingenio Manatí, allá por el año 1912. Ninguno de nosotros -personas de la segunda mitad del siglo pasado- fuimos testigos de aquellos acontecimientos fundacionales. Así que quizas a muchos de mis lectores no les digan absolutamente nada. Sin embargo, lo no vivido también tiene -¡cómo no!- auténtico valor. Y no solo histórico, sino, además, sentimental, testimonial y patrimonial. Amigos míos, los invito a detenerse en estas imágenes antiguas que han sobrevivido al paso de los almanaques. ¡Ahorita tienen un siglo de existencia! Junto a ellas vino al mundo en nuestro pueblo la industria azucarera, que ya pasó a la historia.
Y VAMOS PA´L 65
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Diciembre nos acaba de poner en el carril de los 65.
Seis décadas y media de Revolución.
Seis décadas y media de aciertos y de tropiezos, pero sin ...
Hace 1 año
3 comentarios:
Bello y jamás más dulce
por decirlo así,gracias Juan y feliz centenario
Besos
HAce unos dias estando en Cuba mi madre de 87 y mis tias que son hijas de esa Ciudad de Uds , me hablaban de sus barrios y calles, ellas son las Hermanas de Jesus Argüelles Hidalgo, un muchacho de que su asesinado el dia de noche buena, aun dice recordar los disparos que llenaron su cuerpo de balas, el cumpliria 16, ella suele contarme de la vida en esa ciudad y yo guardo mis vacaciones cuando me llevaban de la Habana a las Tunas, Holguin ect, todos los veranos en vez de pasarlo en mi ciudad de nacimiento , me hacian viajar a que pasara las vacaciones con mi abuela Maria,o difrutara de los carnavales, entre la algarabia de mis primas, primos, los viajes a la Rosa y la Guanabana, donde vivian mi Tia Gunde, asi como algun que otro Primo, hubiera deseado volver a esa ciudad, pero los consejos de mi madre que no debia viajar de la Habana, me hicieron quedarme alli, entre los viajes del Hotel a nuestra casa, aun me quedan alli primos,primas, Tias, raices que alla ahan crecido, vivo en Alemania ahora me resulta dificil aun mas ver esa ciudad que marco tanto en mi etapa infatil , algo de adolensencia, es bueno saber que podemos tambien atravez de uds viajar en el recuerdo.
Me ha gustado muchísimo la manera de escribir de Rafael Rojas,pero discrepo,no en las reformas sino en las formas de los cambios que sugiere.
Yo confío en la inteligencia de dos sujetos que han tenido que afrontar enormes dificultades en distintos tiempos,y si Obama es joven y negro,y Fidel pertenece a un grupo de blancos viejos,antes fue joven e hizo por Cuba lo que multitudes le dieron apoyo contra Batista.
Yo no pienso más que en dos personas inteligentes,como lo son de derechas o de izquierdas,dispuestas a darse la mano y a querer cambiar lo que no va más,sea de un lado como del otro.
También quisiera expresar mi enorme respeto a los presidentes de Uruguay,Chile,Bolivia,Ecuador,Panamá y Paraguay,que no por ser de izquierdas merecen menos que otros que al pesar de sus derechas han equivocado tanto...
En el mundo actual,ni izquierdas ni derechas,ni blancos ni negros,se requiere gente bien dispuesta a darle otro nombre a los cambios.
Una vez que EE UU rompa el bloqueo con Cuba,veremos.
Yo no sé si los cubanos que huyeron con su manojo de oro a Miami,son los dispuestos a cambiar,no obstante,presiento que una estrella rara,negra de intensa luz blanca,ha nacido para unir este mundo.
Gioconda Esther Imparato de la Sota
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