miércoles, 18 de junio de 2008

La Jornada Cucalambeana

Para poder hablar con propiedad de la Jornada Cucalambeana de Las Tunas es preciso recostarse en un taburete junto a un bambú de El Cornito a desafiar con los poetas las rimas de los pies forzados. O mejor: llegar desde el amanecer al que fuera paraíso de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo y regalarse luego allí una canturía de tonadas y de laúdes. Si no se cumple con estos requisitos, ¿qué sentido tendría la referencia a una fiesta de talla mayor eminentemente campesina y genuinamente tunera?
Desde la década de los años 30 del siglo pasado los miembros de las sociedades fraternales y de recreo de la Victoria de las Tunas de la época gustaban congregarse cada primero de julio en torno a las ruinas de una casa de El Cornito. Allí celebraban, en compañía de algunas familias de la comarca, el cumpleaños de El Cucalambé, aquel extraordinario decimista misteriosamente desaparecido en la ciudad de Santiago de Cuba en el año 1862, luego de rubricar para la cultura nacional una obra poética de gran trascendencia.
De alguna manera, estos festejos primigenios resultaron la antesala de lo que se convertiría con el paso del tiempo en el más notorio guateque de todos los celebrados en Cuba: la Jornada Cucalambeana, evento que cada año le ofrenda tributo a nuestro Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé. Como dijo certeramente una investigadora, «lo que comenzó siendo una reunión de admiradores de El Cantor de Rufina, devino auténtica celebración de pueblo e insuperable encuentro con la tradición folclórica».
En 1964, Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), Ramón Veloz, Manuel Fernández y Pepe Ramírez fueron los pioneros en proponer un convite campesino nacional en torno a El Cucalambé. Eso ocurrió en 1964. Un par de años más tarde, el primero de julio de 1966, Naborí y Pepe inauguraron en la tunera Plaza Calé la primera Jornada Cucalambeana.
ALGUNOS MOMENTOS CUMBRES
Elaine González Urgellés, una tunera apasionada con tema, ha investigado en torno a las esencias de estas fiestas bucólicas que hacen viajar hasta nuestra provincia a personalidades de la música, la danza y la décima campesinas. Ella compiló una antología de hechos cucalambeanos relevantes que quiero compartir:
1968: Se crea el Concurso Nacional Cucalambé. Su primer jurado lo integran Ángel Augier, José A. Portuondo y Raúl Ferrer.
1969: Se construye de El Sendero, una senda asfaltada que comunica directamente a El Cornito con el centro histórico de la ciudad.
1970: El Cornito se convierte en centro de la Jornada Cucalambeana. Se celebra en sus predios el Primer Festival de Música Campesina.
1971: Las actividades se extienden a varios puntos de la ciudad, como el Parque 26 de Julio, el Parque Vicente García y la calle Colón.
1974: Primer Encuentro de Poetas Populares Hispanoamericanos asistido por la Asociación de Agricultores y Casa de las Américas.
1976: Se funda la Brigada Artística Cucalambé, con competencias de bailes tradicionales, instrumentistas e improvisadores.
1977: Se estrena la obra de Paco Alfonso Ya comienza a madurar la guayaba, inspirada en El Cucalambé y dirigida por el propio autor.
1979: El Indio Naborí expresó: «La cucalambeana es el guateque supremo del campesinado cubano».
1984: Se instituye El Laúd Cucalambeano. Lo reciben Justo Vega, Raúl Ferrer, Adolfo Alfonso, Jesús Orta Ruiz y María Teresa Linares.
1986: Las fiestas se extienden a otras regiones del país y a los ochos municipios tuneros con la realización de cucalambeanas de base.
1993: Hermanamiento de la Jornada Cucalambeana con el Festival Internacional de la Música y Danza populares de Alpujarra, España.
1995: Tercer Festival Iberoamericano de la Décima. Se acuerda celebrarlo un año en Las Tunas y otro en un país de Iberoamérica.
1996: México es sede del Festival Iberoamericano de la Décima. La Cucalambeana se dedica al bicentenario de la fundación de Las Tunas.
1997: Quinto Festival Iberoamericano de la Décima. Participan España, México, Chile, España, Argenmtina, Colombia y Venezuela.
1999: Se otorga por primera vez El Laúd Cucalambeano a una personalidad foránea: el azteca Don Guillermo Cházaro Lagos.
2001: Imágenes tomadas por el fotógrafo español Pepe Rubio se exponen en la sede tunera de los escritores y artistas.
2002: Se otorga el Premio Iberoamericano de la Décima a María de las Nieves Morales Cardoso por su libro Otra vez la nave de los locos.
2003: Los festejos se dedican a Puerto Rico, de cuya delegación formó parte el destacado cantante boricua Danny Rivera
2004: Un mensaje de los Cinco Héroes llega a la Jornada Cucalambeana en tres décimas escritas por Antonio Guerrero.
2005: Adriana Pérez abre en el Teatro Tunas la muestra de caricaturas hechas por Gerardo Hernández, uno de los Cinco Héroes.
2006: La Jornada Cucalambeana se le dedica la musicóloga cubana María Teresa Linares y a la provincia de Camaguey.
2007: El cantante puertorriqueño Danny Rivera presenta la obra Ecos boricuas en el oriente cubano: la diáspora de un ala, de la investigadora tunera Sandra Mustelier.
MATICES Y RESULTADOS
Nadie imagine que el único saldo de la Jornadas Cucalambeana es repentismo campesino, danzas tradicionales y eventos teóricos. ¡Qué va! El festejo hace también las veces de contexto experimental, donde muestran credenciales muchas personas con sensibilidad para el arte en su más amplia interpretación. Los artesanos, por ejemplo, hacen maravillas a partir de diversos materiales: adornos, juguetes, souvenires, miniaturas, naturalezas… La Feria Nacional de Arte Popular les franquea periódicamente sus puertas, y los talleres de creación tienen en la niñez y en la adolescencia a uno de sus principales hallazgos. Mayda Elena Anias Martínez, investigadora de la Casa Iberoamericana de la Décima, ha llegado a la conclusión de que la jornada cucalambeana, cualquiera que sea su nivel, conforma un espacio excelente para demostrar cuánto pueden conseguir las manifestaciones artísticas en materia de cultura popular.
«Los campesinos exponen allí lo más selecto de su producción agropecuaria: viandas, frutas, vegetales, animales… -asegura-. También aperos que facilitan su labor, como yugos, arados, espuelas, bastos, monturas… La exposición de artesanía y la de platos y bebidas típicas expresan lo más representativo de cada asentamiento. Se diseñan espacios para juegos tradicionales de niños y adultos, entre los que figuran corridas de cintas, carreras de caballos, montas de toro, palo encebado... Las jornadas realzan y convocan al rescate de bailes cubanos, como el zapateo, el son, la caringa, el gavilán, el papalote, el chivo, el papelón, el nengón... La fiesta se organiza en dos bandos: el rojo y el azul. Cada uno tiene un grupo de jóvenes que lo representa y defiende».
La Jornada Cucalambeana de Las Tunas es precisamente eso: un extraordinario acontecimiento cultural que por espacio de más de 40 calendarios ha sido reflejo de las inquietudes artísticas del campesinado y de su proyección ante la vida. Ningún otro evento de esta naturaleza en el país logró nuclear en su torno a tantas iniciativas inteligentes y tantos promotores incondicionales. Hoy, decir Jornada Cucalambeana es referirse a lo mejor de nuestras costumbres de sombrero y guayabera. Es hacer alusión a lo más sublime del campo cubano.
Nadie como el fallecido Jesús Orta Ruíz, el Indio Naborí, supo delinear con palabras lo que representa la Jornada Cucalambeana en materia cultural legítima basada en las tradiciones campesinas cubanas. En una entrevista del año 2000, expresó:
«La Jornada Cucalambeana, iniciada a mediados de la década del sesenta, rodeada de cañas bravas, jinetes a caballo y poetas, elevó su voz para traer hasta los predios de Las Tunas el cantar guajiro y así significar la perdurabilidad de la décima y las tradiciones que trasmitidas de generación en generación en nuestros campos, alcanzan un valor especial en la identidad cultural cubana».

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