Muchos aficionados a la geografía suelen en ocasiones conocer más sobre este redondo y maltratado planeta nuestro que algunos grandes hombres de vocación cosmopolita. Se cuenta, por ejemplo, que Julio Verne, el genial novelista francés, escribió la mayoría de sus obras de temas geográficos sin salir jamás de su natal Nantes. ¡Y hay que leer al autor de Cinco semanas en globo para apreciar cuántas vueltas dio por el mundo! Una caminata por la Patagonia, un crucero por Oceanía, una expedición por África..., siempre andando, volando y navegando imaginariamente sobre sus mapas.
En fin, hay diferentes tipos de aficionados. Unos son auténticos maestros y otros humildes aprendices. Me inscribo en el segundo grupo. Fue así como al revisar un moderno atlas electrónico de última generación, conocí, entre perplejo y curioso, que el nombre de Cuba, mi país, no es exclusivo de este caimán antillano. Tampoco es único el de Las Tunas, mi provincia. Como si fuera poco, no lo es el de Manatí, mi municipio de nacimiento. ¡Desconcertante!
En los Estados Unidos de América, por ejemplo, se llaman Cuba 17 lugares ubicados en 15 estados federales, a saber: Alabama, Georgia, Illinois (2), Indiana, Kansas, Louisiana, Missouri (2), Nuevo México, Nueva York, Carolina del Norte, Ohio, Dakota del Norte, Tennesse, Texas y Wisconsin. Por mucho que trato, no consigo explicarme las razones de semejantes coincidencias toponímicas en dos naciones de tan diferentes orígenes e idiosincrasia.
Pero el asunto no termina ahí. En México aparecen en los mapas cuatro localidades llamadas Cuba. Se localizan en los estados de Campeche, Durango (2) y Sonora. Más al sur, en la República de Colombia, se registran tres pueblos denominados así. Y otras dos en territorio de Bolivia. Y una, respectivamente, en Argentina, Filipinas, Portugal y Puerto Rico. Desconozco si a los habitantes de todas esas comarcas les gusta bailar el son, comer lechón asado, ayudar al menesteroso y jugar a la pelota. ¡Solo eso faltaba!
Con el nombre de Las Tunas ocurre algo parecido. En México hay sitios llamados así en Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas. También cuentan con uno per cápita Argentina, Chile, Honduras, República Dominicana y Venezuela. Y para confirmar aquello de que «nadie es profeta en su tierra», la provincia tiene un doble toponímico en... ¡su propio territorio! En efecto, un poco al sur de la capital de la comarca se encuentra un asentamiento nombrado así: Las Tunas. Y por añadidura, otro bautizado Las Tunas de Guaimarillo.
El municipio de Manatí es el único de los ocho de la provincia tunera que tiene eco onomástico en otras latitudes del planeta. Aclaro que el denominado Colombia se llama así por razones de solidaridad con ese país, de manera que no cuenta en esta reseña. Así, Manatí se repite dos veces en la República de Colombia y una vez en la europea Albania, las africanas Angola y Sudán, la caribeña Puerto Rico y la bolivariana Venezuela. Para no ser menos que Las Tunas, Manatí tiene su par en la geografía cubana por la zona sur de la provincia de Ciego de Ávila. ¿Verdad que son muy curiosas estas coincidencias?
En fin, hay diferentes tipos de aficionados. Unos son auténticos maestros y otros humildes aprendices. Me inscribo en el segundo grupo. Fue así como al revisar un moderno atlas electrónico de última generación, conocí, entre perplejo y curioso, que el nombre de Cuba, mi país, no es exclusivo de este caimán antillano. Tampoco es único el de Las Tunas, mi provincia. Como si fuera poco, no lo es el de Manatí, mi municipio de nacimiento. ¡Desconcertante!
En los Estados Unidos de América, por ejemplo, se llaman Cuba 17 lugares ubicados en 15 estados federales, a saber: Alabama, Georgia, Illinois (2), Indiana, Kansas, Louisiana, Missouri (2), Nuevo México, Nueva York, Carolina del Norte, Ohio, Dakota del Norte, Tennesse, Texas y Wisconsin. Por mucho que trato, no consigo explicarme las razones de semejantes coincidencias toponímicas en dos naciones de tan diferentes orígenes e idiosincrasia.
Pero el asunto no termina ahí. En México aparecen en los mapas cuatro localidades llamadas Cuba. Se localizan en los estados de Campeche, Durango (2) y Sonora. Más al sur, en la República de Colombia, se registran tres pueblos denominados así. Y otras dos en territorio de Bolivia. Y una, respectivamente, en Argentina, Filipinas, Portugal y Puerto Rico. Desconozco si a los habitantes de todas esas comarcas les gusta bailar el son, comer lechón asado, ayudar al menesteroso y jugar a la pelota. ¡Solo eso faltaba!
Con el nombre de Las Tunas ocurre algo parecido. En México hay sitios llamados así en Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas. También cuentan con uno per cápita Argentina, Chile, Honduras, República Dominicana y Venezuela. Y para confirmar aquello de que «nadie es profeta en su tierra», la provincia tiene un doble toponímico en... ¡su propio territorio! En efecto, un poco al sur de la capital de la comarca se encuentra un asentamiento nombrado así: Las Tunas. Y por añadidura, otro bautizado Las Tunas de Guaimarillo.
El municipio de Manatí es el único de los ocho de la provincia tunera que tiene eco onomástico en otras latitudes del planeta. Aclaro que el denominado Colombia se llama así por razones de solidaridad con ese país, de manera que no cuenta en esta reseña. Así, Manatí se repite dos veces en la República de Colombia y una vez en la europea Albania, las africanas Angola y Sudán, la caribeña Puerto Rico y la bolivariana Venezuela. Para no ser menos que Las Tunas, Manatí tiene su par en la geografía cubana por la zona sur de la provincia de Ciego de Ávila. ¿Verdad que son muy curiosas estas coincidencias?
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