El día 13 de febrero de 1895, dos hermanos franceses de apellido Lumiére transfirieron a la cultura universal uno de los aportes tecnológicos de más trascendencia en la historia: la cámara cinematográfica. Pocos meses después, el 28 de diciembre del propio 1895, ambos exhibieron en un sótano del Boulevard de Los Capuchinos, en París, lo que se considera el primer filme de todos los tiempos, titulado Salida de los obreros de la fábrica.
A esta proyección fundacional, integrada por 10 películas mudas de 17 metros y muy breve duración, solamente asistieron 33 espectadores. Luego de un par de días, los parisinos hacían extensas colas en espera de la próxima función del cinematógrafo. La imagen en movimiento conquistó en tiempo récord la admiración de los terrícolas. Fue tal el entusiasmo que en unos pocos meses los aparatos de los Lumiere se diseminaron por casi todo el planeta.
En Cuba el cine hizo su debut el día 24 de enero de 1897 en el Parque Central capitalino. La función inaugural se extendió por cinco horas, en tandas de 30 minutos al precio de 50 centavos. Los materiales presentados que más gustaron fueron los cortos La partida de Naipes y El sombrero cómico. El 7 de febrero se filmó la primera película: Simulacro de un incendio. Se proyectó días después sobre una sábana en la contaduría del Teatro Tacón.
Las Tunas entró en contacto con la sala oscura en el año 1905, cuando abrió sus puertas el cine Victoria, situado por entonces frente al parque Vicente García, en la zona donde hoy radican las oficinas de CADECA. La prensa de la época precisa que disponía de 200 sillas de madera y de una pantalla cuadrada de dos metros. Se desconoce el nombre de la primera película proyectada allí. Pero, cualquiera que fuera, no es difícil imaginar el impacto que seguramente tuvo entre los aprendices de cinéfilos.
Luego de aquel debut, la Victoria de Las Tunas de la época vio nacer pequeñas salas de proyección en algunos de sus barrios. De todos esos locales, el más carismático y popular resultó, sin dudas, el cine Martí, inaugurado oficialmente el día 15 de marzo del año 1937 en la calle Lorenzo Ortiz, próximo a donde se encuentra hoy la Casa del Joven Creador. La primera película que ofertó en su pantalla grande fue el filme norteamericano La canción del olvido. En aquella época las entradas para los hombres se vendían al precio de 20 centavos y al de 10 para las mujeres. Este auténtico cine de pueblo fue demolido junto a su vecino hotel Plaza en el año 1965.
En 1914 comenzó a exhibir películas y a ofertar espectáculos en la ciudad el cine-teatro Cucalambé, propiedad del señor Tomas Oscoz, un emigrante español aplatanado en la ciudad. Esta institución cultural estaba enclavada en la calle Lucas Ortiz, justamente donde hoy se encuentra la tienda La Cadena. Sus balcones y plateas podían asimilar un aforo de hasta 200 personas, que acudían puntuales a deleitarse con los espectáculos y los filmes mudos de la época. Este cine-teatro funcionó hasta el año 1935 con una peculiaridad: su dueño hacía detonar a las nueve en punto de la noche un pequeño cañón para avisar el inicio de las funciones. Después del disparo ya nadie podía entrar hasta el primer receso o hasta los entreactos.
El Teatro Variedades radicó donde hoy está la barbería El Elegante. El periódico El Liberal del 24 de mayo de 1922 informa de la exhibición en su sala de las cintas Fedora y Zorra azul. Los investigadores hablan también de que en 1932 existió un cine llamado El Popular. Disponía de un sector bajo techo y de otro al aire libre para acomodar a los espectadores. El cobro se realizaba en dependencia de donde tomara asiento la persona. El cine Capitolio, por su parte, abrió sus puertas en 1928 en la calle Angel Guardia, donde hoy se encuentra la unidad gastronómica La Holguinera. Tenía más de 400 lunetas y desapareció en 1949.
Un hecho importante fue la apertura del Teatro Rivera el 15 de noviembre de1947. El inmueble fue bendecido ese día por el Padre Marcos de Acha, en presencia del Alcalde Municipal Pepillo Hernández y de otras personalidades de la localidad. Algunos tuneros recuerdan aún las actuaciones allí de celebridades tales como Pedrito Rico, José Mujica, Libertad Lamarque y Lucho Gatica. Tampoco olvidan la cinta en colores La ruta de los corsarios, la primera proyectada. Por entonces el Rivera disponía de dos mil asientos y clasificaba entre los mejores del país. Tomó su nombre del apellido de un emigrante español radicado por acá, quien financió su construcción. En 1981 fue restaurado y pasó a llamarse Teatro Tunas. El año pasado se le sometió a un remozamiento capital y quedó como nuevo.
El cine Luanda marcó un hito cultural desde su apertura el 15 de noviembre de 1975. Se edificó a un costo de 400 mil pesos en el área donde radicó hasta su demolición la Terminal Interprovincial de Ómnibus. Inicialmente se le conoció por Cine Dúplex, pues disponía de dos salas, una para adultos y otra para menores. También contaba con aire acondicionado, confortables butacas y modernos equipos de proyección. Los primeros filmes vistos en sus pantallas fueron Puerto Rico y La cólera del viento. No fue hasta la visita del embajador de la República de Angola a Las Tunas en 1982 cuando adquirió su denominación actual: Luanda, la capital de la nación africana. En 1991 su sala dos fue acondicionada para Discoteca.
Otro cine local que tiene su propia historia es el 28 de Septiembre. Ofreció originalmente lunetas el día 24 de septiembre de 1982. Esta sala cinematográfica se encuentra ubicada en el conocido reparto Buena Vista, y su construcción se extendió durante varios años. La noche de su estreno contó con la actuación de talentos artísticos del territorio, entre los que figuró en primera fila el Conjunto Campesino Cucalambé. Luego los cinéfilos presentes disfrutaron de la película cubana Polvo Rojo, dirigida por Jesús Díaz.
La ciudad tuvo otros lugares para el disfrute del séptimo arte, como el anfiteatro de la Feria Agropecuaria. ¿Qué tunero cincuentón no recuerda aquellas tandas nocturnas al aire libre, matizadas por el refulgir de las estrellas? También dispuso del llamado cine móvil, constituido en 1962, cuyos equipos de proyección viajaban emplazados dentro de camiones especiales hasta los parajes más insospechados para que la gente de campo tuviera acceso a la cultura y disfrutara de las maravillas de la pantalla grande.
Los cines atrapan nuestra existencia al vertiginoso ritmo de 24 fotogramas por segundo. Son símbolos culturales de la ciudad. Nunca le agradeceremos lo suficiente a los hermanos Lumiére el habernos conferido el pretexto para disponer de espacios tan queridos.
A esta proyección fundacional, integrada por 10 películas mudas de 17 metros y muy breve duración, solamente asistieron 33 espectadores. Luego de un par de días, los parisinos hacían extensas colas en espera de la próxima función del cinematógrafo. La imagen en movimiento conquistó en tiempo récord la admiración de los terrícolas. Fue tal el entusiasmo que en unos pocos meses los aparatos de los Lumiere se diseminaron por casi todo el planeta.
En Cuba el cine hizo su debut el día 24 de enero de 1897 en el Parque Central capitalino. La función inaugural se extendió por cinco horas, en tandas de 30 minutos al precio de 50 centavos. Los materiales presentados que más gustaron fueron los cortos La partida de Naipes y El sombrero cómico. El 7 de febrero se filmó la primera película: Simulacro de un incendio. Se proyectó días después sobre una sábana en la contaduría del Teatro Tacón.
Las Tunas entró en contacto con la sala oscura en el año 1905, cuando abrió sus puertas el cine Victoria, situado por entonces frente al parque Vicente García, en la zona donde hoy radican las oficinas de CADECA. La prensa de la época precisa que disponía de 200 sillas de madera y de una pantalla cuadrada de dos metros. Se desconoce el nombre de la primera película proyectada allí. Pero, cualquiera que fuera, no es difícil imaginar el impacto que seguramente tuvo entre los aprendices de cinéfilos.
Luego de aquel debut, la Victoria de Las Tunas de la época vio nacer pequeñas salas de proyección en algunos de sus barrios. De todos esos locales, el más carismático y popular resultó, sin dudas, el cine Martí, inaugurado oficialmente el día 15 de marzo del año 1937 en la calle Lorenzo Ortiz, próximo a donde se encuentra hoy la Casa del Joven Creador. La primera película que ofertó en su pantalla grande fue el filme norteamericano La canción del olvido. En aquella época las entradas para los hombres se vendían al precio de 20 centavos y al de 10 para las mujeres. Este auténtico cine de pueblo fue demolido junto a su vecino hotel Plaza en el año 1965.
En 1914 comenzó a exhibir películas y a ofertar espectáculos en la ciudad el cine-teatro Cucalambé, propiedad del señor Tomas Oscoz, un emigrante español aplatanado en la ciudad. Esta institución cultural estaba enclavada en la calle Lucas Ortiz, justamente donde hoy se encuentra la tienda La Cadena. Sus balcones y plateas podían asimilar un aforo de hasta 200 personas, que acudían puntuales a deleitarse con los espectáculos y los filmes mudos de la época. Este cine-teatro funcionó hasta el año 1935 con una peculiaridad: su dueño hacía detonar a las nueve en punto de la noche un pequeño cañón para avisar el inicio de las funciones. Después del disparo ya nadie podía entrar hasta el primer receso o hasta los entreactos.
El Teatro Variedades radicó donde hoy está la barbería El Elegante. El periódico El Liberal del 24 de mayo de 1922 informa de la exhibición en su sala de las cintas Fedora y Zorra azul. Los investigadores hablan también de que en 1932 existió un cine llamado El Popular. Disponía de un sector bajo techo y de otro al aire libre para acomodar a los espectadores. El cobro se realizaba en dependencia de donde tomara asiento la persona. El cine Capitolio, por su parte, abrió sus puertas en 1928 en la calle Angel Guardia, donde hoy se encuentra la unidad gastronómica La Holguinera. Tenía más de 400 lunetas y desapareció en 1949.
Un hecho importante fue la apertura del Teatro Rivera el 15 de noviembre de1947. El inmueble fue bendecido ese día por el Padre Marcos de Acha, en presencia del Alcalde Municipal Pepillo Hernández y de otras personalidades de la localidad. Algunos tuneros recuerdan aún las actuaciones allí de celebridades tales como Pedrito Rico, José Mujica, Libertad Lamarque y Lucho Gatica. Tampoco olvidan la cinta en colores La ruta de los corsarios, la primera proyectada. Por entonces el Rivera disponía de dos mil asientos y clasificaba entre los mejores del país. Tomó su nombre del apellido de un emigrante español radicado por acá, quien financió su construcción. En 1981 fue restaurado y pasó a llamarse Teatro Tunas. El año pasado se le sometió a un remozamiento capital y quedó como nuevo.
El cine Luanda marcó un hito cultural desde su apertura el 15 de noviembre de 1975. Se edificó a un costo de 400 mil pesos en el área donde radicó hasta su demolición la Terminal Interprovincial de Ómnibus. Inicialmente se le conoció por Cine Dúplex, pues disponía de dos salas, una para adultos y otra para menores. También contaba con aire acondicionado, confortables butacas y modernos equipos de proyección. Los primeros filmes vistos en sus pantallas fueron Puerto Rico y La cólera del viento. No fue hasta la visita del embajador de la República de Angola a Las Tunas en 1982 cuando adquirió su denominación actual: Luanda, la capital de la nación africana. En 1991 su sala dos fue acondicionada para Discoteca.
Otro cine local que tiene su propia historia es el 28 de Septiembre. Ofreció originalmente lunetas el día 24 de septiembre de 1982. Esta sala cinematográfica se encuentra ubicada en el conocido reparto Buena Vista, y su construcción se extendió durante varios años. La noche de su estreno contó con la actuación de talentos artísticos del territorio, entre los que figuró en primera fila el Conjunto Campesino Cucalambé. Luego los cinéfilos presentes disfrutaron de la película cubana Polvo Rojo, dirigida por Jesús Díaz.
La ciudad tuvo otros lugares para el disfrute del séptimo arte, como el anfiteatro de la Feria Agropecuaria. ¿Qué tunero cincuentón no recuerda aquellas tandas nocturnas al aire libre, matizadas por el refulgir de las estrellas? También dispuso del llamado cine móvil, constituido en 1962, cuyos equipos de proyección viajaban emplazados dentro de camiones especiales hasta los parajes más insospechados para que la gente de campo tuviera acceso a la cultura y disfrutara de las maravillas de la pantalla grande.
Los cines atrapan nuestra existencia al vertiginoso ritmo de 24 fotogramas por segundo. Son símbolos culturales de la ciudad. Nunca le agradeceremos lo suficiente a los hermanos Lumiére el habernos conferido el pretexto para disponer de espacios tan queridos.
2 comentarios:
Juan:
además de interesante, tu artículo es útil. me alegra muchísimo que un aspecto tan importante del periodismo como lo es el costumbrismo continúe teniendo en tu trabajo uno de sus representantes más fuertes. ¿has pensado en otro libro?
JUAN,YO SOY TUNERA,ESTOY AHORA EN INGLATERRA,SOY LA MUCHACHA QUE HIZO LA INVESTIGACION SOBRE EL MUSEO PROVINCIAL Y ALLI TRABAJABA.ME PARECE FENOMENAL EL ARTICULO Y DE MUCHA UTILIDAD PARA LA HISTORIA DE LAS TUNAS,LOS TUNEROS Y TODOS LOS QUE QUEREMOS QUE DE UNA FORMA U OTRA LAS TUNAS SE HAGA RESALTAR,LASTIMA QUE TODOS NO TENGAN INTERNET PARA QUE PUEDAN LEER EL ARTICULO.MIS FELICITACIONES,DESDE ACA,YOANNA.
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