sábado, 13 de diciembre de 2008

Mis maestros de Manatí

Cuba celebra en cada diciembre la Jornada de Homenaje a los Educadores. Se trata de un reconocimiento justo y merecido a esos auténticos guardianes de la utopía a cuya consagración tanto le debemos quienes hemos sido alguna vez discípulos. Nada fuera igual sin los maestros. Ellos son el saber personificado y la paciencia en su estado natural. Profesionales que se elevaron a sí mismos para luego contribuir mediante el conocimiento a elevar a los demás.
El recuerdo de los muchos maestros que tuve en Manatí durante mi infancia y mi adolescencia constituye parte del patrimonio sentimental que atesoro en mi corazón. Casi todos ya murieron, pero eso no me impide evocar su memoria con el mismo cariño y respeto que les profesé cuando estaban junto al pizarrón. Es que un buen maestro no se olvida, aunque el inexorable paso del tiempo se empecino en conseguir lo contrario. Cuando rememoro a aquellos docentes evoco enseguida a Ana Nayda Carballo... ¡Qué recia personalidad la suya! Al mencionarla, los manatienses de mi generación sentimos como si nos recorriera el cuerpo un corrientazo de admiración. Ella nos formó y forjó en el amor a la familia, a la Patria, a sus símbolos y a sus héroes. Mujer enérgica, nos inculcó también disciplina y carácter a partir del suyo lleno de matices. Y Beba Yagüe... ¿Cómo borrar del recuerdo a la maestra cariñosa que dedicó toda su existencia al trabajo con los niños de preescolar? No había un diablillo que no le ofrendara una flor o un beso al llegar a la escuela por la mañana. Beba les cantaba y les acompañaba al piano como nadie, con un ternura que solamente personas de su elevadísima sensibilidad pueden exhibir. Dejó una profunda huella en el magisterio local, porque lo ejerció desde lo profundo de su ser. A Joyce Pérez la admiraré siempre por su perseverancia en la enseñanza de la Historia de Cuba. Con ella nació mi inveterado interés por esa especialidad Nunca le fue ajeno ningún hecho cubano, desde la misma llegada de los conquistadores. Y fue una luchadora incansable porque sus alumnos conocieran también a fondo la historia de la localidad, la biografía de sus mártires y el legado de su ejemplo. Y así podría mencionar a varios maestros más: Ricardo Murado, Mirtha Rodríguez, Nélida Rueda, Martha Long, Rodolfo Medina, Mirtha Borges, Alba Vega, Vivian Yearwood, Clara Lozano, Elio Ávila, Elena Albear, Josefita López, Zoila Rodríguez, Nidia Riera, las hermanas Vega... A algunos les perdí el rastro y hoy ni siquiera sé si se encuentran en este mundo o en el otro. Pero a todos les guardo eterna gratitud por lo que me enseñaron, tanto en el orden académico como en el espiritual. Mis maestros manatienses fueron mis progenitores intelectuales. Junto a ellos viví con intensidad la aventura del aula, el pupitre y el cuaderno. Me prepararon a conciencia para mirar a los ojos al porvenir, siempre con la perspectiva de convertirme no solo en un buen estudiante, sino también -y eso es lo más importante- en una buena persona.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Honrar Honra.
Lei tu comentario con mucho cariño pues tuve la dicha de trabajar en Manati y conocer a algunos de tus maestros.
Saludos fraternales,
Mirtha James

Alfredo Yee Ruiz. dijo...

Mis mas fraternos saludos a mi gente de Manati, soy hijo mayor de Alfredo el chino, q en paz descanse,recuerdo con nostalgia a mis maestros,Ana Nayda Carvallo, Alba Vega , Adela Vega,Estela, Beba Yague, Margot Medina, en fin a todos y que jamas olvidare,nací y me crié en manatí , para todos estos maestros y para los que no mencione mis eternos respeto aunque estén fuera de este mundo.
A mis compatriotas de manatí un saludo desde Paraguay. Alfredo yee Ruiz.

 
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